que corrió despacio
y se muestra esquiva.
Quítame el silencio estridente,
ese que enloquece
como una pendiente.
Quítame la pendiente en olvido
para no caerme
y perder el sentido.
Déjame mis sentidos envueltos
en caricias suaves
con miles de aciertos,
para que esa lágrima
corra muy deprisa,
y la seque pronto
de tu amor, la brisa.