sin sentido alguno te escapas de ti…
Hundido en tu pena alejas al mundo
y vives el tuyo sin fiel percepción…
Cuando al borde estuve de mirar la muerte;
cuando me gritaban que así quedaría…
postrada en la silla… perdiendo los ojos…
Cuando en ese instante me invadió el silencio
y vi los estragos que en mí se causaron…
Se acercó mi madre y me dijo un secreto:
“Quiérete a ti misma…
Porque cuando logres mirarte por dentro,
y apreciar lo bueno que llevas contigo,
habrás adquirido un don predilecto…
Pues si no te amas, no podrás amar…
Si no te valoras, no apreciarás…
Quiérete a ti misma… primero que a nadie,
porque si no marchas por tu voluntad
no podrás a nadie ayudar jamás…”
Mi imagen pequeña… tuvo otra mirada…
Y en ese dolor, crecieron mis ansias…
Por eso te digo… detén esa marcha,
mírate al espejo cual ave soñada…
Lo que uno quiere, lo que lleva dentro,
se concreta solo, si enciende los sueños…
Permítete entonces construir castillos…
Elevar tu canto…
Elevar tu grito…
Mira tú existencia como un sol divino…
Y en esa mirada, fórjate un destino…
No excluyas al otro… deja que te apoye…
Que se hace más lindo, caminar charlando…
Quiérete un poquito…
la transformación... es solo un proceso
que empieza contigo...