a dar señales de sus daños,
es cuando más me aferro a la vida…
Y no quiero quedarme este día
con las puertas del alma cerradas…
Así que a la luz del sol que asoma
lanzo cada uno de los recuerdos;
río con ellos y a la vez lloro…
Busco ver en la balanza
si ha pesado más lo malo que lo bueno…
De las cicatrices viejas surgieron aprendizajes…
Muchas veces miré la vida cuestionándome
y perdí tiempo para ser feliz…
Muchas veces lloré lo que perdí
y no me di cuenta de que debía reír por lo que tenía…
No hay libros con recetas mágicas
que solucionen todos los problemas…
Pero en la buena predisposición está la fuerza
para batallar con lo que venga…
Cuando el cuerpo me habla de sus daños
es cuando más quiero vivir…
Intento abandonar los egoísmos
y bajo la mirada hacia mis hijos
y es donde descubro que está mi cielo…
Cuando siento realmente
que me ha ganado el cansancio
le pido a Dios que me sostenga…
porque estoy en sus manos…