Así, como el viento toca el rostro
anunciando su presencia fresca e invisible
me presento ante tu alma
en este suspiro que te nombra sin sentirme.
Así, como acontece la noche entre las ramas
desdibujando sombras sin colores
entre lo majestuoso de un sinfín estrellado,
me refugio en los pliegues de este beso callado.
Esperando el momento de soñarte
como si fueras el que amé por muchos años.
Mi gaviota perdida que en su eco solloza
en el mar del deseo, la canción que la nombra.
Así, en el secreto de un recuerdo que palpita
abrazándose aún entre las sábanas,
el amor convertido en fogata se propaga
como si fuera sólo una parte de la nada.
Se conjuga tu cuerpo con el mío
en el gemir de un todo que se pierde.
Mientras les crecen alas a las ansias,
sin respirar me quedo sostenerte.