Te lo cuentan mis letras, abiertamente,
se engullen los peces de efímeros sueños
atestiguando lo cierto de su voz latente
y el verbo siempre que dejan impreso.
Dictan sin pudor mis voces femeninas,
más allá de toda inédita ternura,
confesa debilidad que vocalizan las pupilas
con esa luz que brilla por tu ventura.
Pretenden llenarte alforjas de cielos,
y cuando mudes tu piel a la mía, gastes
todas las partes del interminable sueño
que entre verso y verso, pone la sangre.
Te lo cuentan mis letras y mis ojos,
para habitarte hasta las comisuras del instinto,
reestrenando en carne viva ese todo
que estremece y redobla lo sentido.
Esencia