recreo en mi mente de tu boca un beso.
Se me ocurré debe de saber a miel,
mis manos anciosas recorren tu piel.
Se me antoja tibia y suave,
como el plumaje de un ave.
Nuestros cuerpos se unen en el amor,
puedo sentir sobre mi tu calor.
Me embriago de deseo,
siento morir, abrazado por tu fuego,
cual el sol que matara a Perseo.
Estas cerca pero a la vez lejos,
trato de escapar de los espejos.
Pues ellos me traen a la realidad,
cruel y triste de mi soledad.
Tu figura no se alcanza,
mas en mi corazon no pierdo la esperanza.