Dicen que cuando una mujer te besa, va a dejarte,
Y que si te hace un regalo, abajo hay un amante
Esperando que simplemente se le olvide el amarte
Para desenvolver con mucho cuidado ése diamante
Con el cual la ha comprado, tan lejos de tu alcance
Como el cielo del mar, o como el agua del fuego
No hay peligro de que con ése presente lo rechace
Y las explicaciones, si las hay, ya te las dará luego.
Hoy me has besado, y has dicho, como cada día,
Que me quieres, y me he ido con pena, pero dime
Qué podía hacer, si no era aparentar cierta alegría,
Yo creo que se peca en el amor y el trabajo redime.
Cuando éramos jóvenes y el futuro se presentaba
Esplendoroso, y la senda de la vida, cuesta abajo
Nuestra única idea era seguir abrazados, debajo
De aquel sicómoro que en primavera desnudaba
Sus ramas, tal vez para no parecer presuntuoso
Y en invierno ya se veía mucho más hermoso
Mientras nos daba sombra en mitad del verano,
Amorosos y entregados, cogidos de la mano.
Hoy, cuando el tren de la pasión ya ha pasado
Y tan solo la inercia te hace seguir enamorado
Son bienvenidos los regalos, aunque después
Debas de ver como se marcha campo a través
La mujer que un día fue tu faro y tu guía
Epítome del amor, un canto a la alegría
Aquella por la que uno bebía los vientos
Pues mantenía tu corazón en movimiento.
He partido pues al trabajo, sin ganas de llegar
He mirado la agenda, luego he visto tu foto
Sobre la mesa del despacho, en una esquina
Con tu vestido de flores y tu sonrisa divina
Y recordando el lugar de nuestro encuentro
Me ha venido a la mente de los momentos
Pasados en bendita armonía, ése sentimiento
Que tiene su origen en el alma, muy adentro.
Y me he puesto a llorar, de forma inconsolable
Por no estar a la altura de aquella mujer que era
En los albores del prematuro otoño, inabordable
Y debí esperar por sus favores hasta la primavera.-
Y que si te hace un regalo, abajo hay un amante
Esperando que simplemente se le olvide el amarte
Para desenvolver con mucho cuidado ése diamante
Con el cual la ha comprado, tan lejos de tu alcance
Como el cielo del mar, o como el agua del fuego
No hay peligro de que con ése presente lo rechace
Y las explicaciones, si las hay, ya te las dará luego.
Hoy me has besado, y has dicho, como cada día,
Que me quieres, y me he ido con pena, pero dime
Qué podía hacer, si no era aparentar cierta alegría,
Yo creo que se peca en el amor y el trabajo redime.
Cuando éramos jóvenes y el futuro se presentaba
Esplendoroso, y la senda de la vida, cuesta abajo
Nuestra única idea era seguir abrazados, debajo
De aquel sicómoro que en primavera desnudaba
Sus ramas, tal vez para no parecer presuntuoso
Y en invierno ya se veía mucho más hermoso
Mientras nos daba sombra en mitad del verano,
Amorosos y entregados, cogidos de la mano.
Hoy, cuando el tren de la pasión ya ha pasado
Y tan solo la inercia te hace seguir enamorado
Son bienvenidos los regalos, aunque después
Debas de ver como se marcha campo a través
La mujer que un día fue tu faro y tu guía
Epítome del amor, un canto a la alegría
Aquella por la que uno bebía los vientos
Pues mantenía tu corazón en movimiento.
He partido pues al trabajo, sin ganas de llegar
He mirado la agenda, luego he visto tu foto
Sobre la mesa del despacho, en una esquina
Con tu vestido de flores y tu sonrisa divina
Y recordando el lugar de nuestro encuentro
Me ha venido a la mente de los momentos
Pasados en bendita armonía, ése sentimiento
Que tiene su origen en el alma, muy adentro.
Y me he puesto a llorar, de forma inconsolable
Por no estar a la altura de aquella mujer que era
En los albores del prematuro otoño, inabordable
Y debí esperar por sus favores hasta la primavera.-
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