Vuelvo de la oscura nada/con el frágil fuego vespertino/con la lámpara milenaria/de un espacio infinito lleno de huesos/en la penumbra susurran las aves carroñeras/apagando con su grito/el silencio ensordecedor.
Caen en feroz picada/las palabra mustias/vacías de alma/plenas de muerte/desgajados los pétalos/descansan pálidos/sobre una alfombra de nostalgias/en un cielo de adioses.
Fluye la sangre tibia, espesa/sobre un mantel blanco/caen una a una las palomas/laceradas por un fuego humeante/en el gris pestilente de un asfalto/reblandecido por la calidez de un pueblo/que camina firme en busca de la libertad/que un sueño letárgico dio por perdida.
Calavera Negra