Foro de poesía

Angustiado momento silente
En donde se personifica la noche
Se vuelve frío el clima de la piel
Acompañado por agónicos susurros

En dónde he recodado los almendros
Que cobijan las sombras de antiguos caminos
A su paso la estela de polvo de otoño
Cobran vida las luciérnagas del firmamento

A mi lado soledad estás incauta
Ni si quiera hoy merezco tu agonía
No presiento que mi mar se desborde
No contemplo los rostros en la orilla

Quiero potestad para admirarte
Estela que nunca duerme en verano
Firmamento gris de nuevo alcance
Palabras en la niebla de quebranto

Suspiro...

RyS85 De vuelta a las letras
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24.03.04

hermosisimo

Los almendros, testigos de la primavera, sus flores rosadas como suspiros al viento, pintan el paisaje con pinceladas de esperanza, mientras los caminos antiguos susurran historias.

Las sombras se alargan, como memorias entrelazadas, y en cada hoja caída, un recuerdo se despierta, el otoño es un suspiro melancólico, pero también un abrazo cálido en la penumbra.

Y allí, en la noche estrellada, las luciérnagas danzan, pequeñas luces titilantes, como secretos compartidos, nos recuerdan que incluso en la oscuridad, hay belleza y magia, como en los almendros en flor.

Así, bajo los almendros, en la quietud del atardecer, nos sumergimos en la nostalgia y la belleza efímera, donde los sueños se entrelazan con las ramas, y las luciérnagas nos guían hacia lo eterno.