
Pleno apasionado entrego
en tu cuerpo cada beso,
pues de tu belleza preso
mi cuerpo rezuma fuego.
Por tus aromas navego
de tu caricia poseso,
por tus abrazos regreso
sumergido en el trasiego.
Que tu piel es mi condena
y a tu vera prisionero
aferrado a esta cadena
me condeno por entero
porque no hay más dulce pena
que morir por lo que quiero.