Me estreno aquí con un soneto con versos alejandrinos y un intento de versos sáficos. Sé que he sacrificado contenido para conseguir forma, pero me quería estrenar en el ritmo.
y susurrando a la tarde, Mirada celeste,
-y que se diga, pues verdes no son, son agrestes-
te sonreiré y sonreiré, Yo y mi amor ptolemaico.
Te encontraré entre los dédalos de los mosaicos
y susurrando a los sacos de espíritus huestes
-y que se diga que mi ego susurra al noreste-
te sonreiré y sonreiré, Yo y mi amor algebraico.
Encantadores poemas renacen, Mirada.
Esmeraldinas tus iris, aunque azules sean,
te reavivan los labios, sonrisa perlada.
Alejandrinos sonetos renacen, Mirada.
Adamantina tu esencia, aunque entrañable sea,
sé que a solas no eres más que nada, nada y nada.
-Williams-
Gracias por leer.