Corto espacio (dos años) dedicado a la tragedia de un hombre que fue llamado para ser rey de un país en el que ninguno de sus súbditos quiso concederle la menor oportunidad.
Como curiosidad era masón (también lo fue José I Bonaparte) y lector empedernido de novelas porno francesas.

Tenía mucho afán y poca mente,
empaque figurín, buenas maneras,
modelo de uniforme y charreteras,
y poco más tenía de regente.
El caso es que el reinado fue prudente,
cuidándose de turbas callejeras,
más estas parecían duraderas,
y el rey no era un ejemplo por valiente.
Tildado de señor de letras pocas,
más nunca denunciado por "chorizo",
reinando desató todas las bocas
y el trono se hizo un reino quebradizo.
El rey no fue cesado por berzotas,
más todos lo tildaron de cenizo.