No te echaré la culpa
tampoco tu me culpes.
Las ofensas, fracasos, desengaños,
que ha habido en nuestra vida, que nos hieren,
proceden sólo de enfados del destino,
celoso de que fuéramos felices
sin debérselo a él.
Yo sé que no estás lejos cuando no estás conmigo,
porque habitas en mí;
porque llevas mi carga noche y día;
hay un flujo incesante entre nosotros
de dar y recibir;
no te echaré la culpa y tampoco me culpes.
Lograré con mi esfuerzo aliviar esta carga;
desataré los nudos de nuestra terquedad;
que no haya vencedores y que no haya vencidos.
Me olvidaré de mí.
Recorreremos juntos,
sin luchas, sin violencias,
los caminos del mundo,
desterrando temores.
y compondremos juntos la nueva melodía
que se eleve hasta el cielo.
Emprender un camino de concordia
donde no haya alabanzas ni censuras
para mover el fiel de la balanza;
atreverse a olvidar y arriesgar el futuro,
juntos, en una sola dirección,
es entrega, es renuncia, es compartir,
recordar, renacer, revivir,
reiniciar el futuro por un nuevo sendero,
sin fantasmas ni sombras
sin borrascas, ni miedos
es ilusión, es vida, esperanza, es deseo
es cualquier cosa, menos partir de cero.
Madrigal