ORAR
Orar es estar en estrecha unión con Dios. Lo hacemos desde lo más profundo del corazón, allí donde El y su Hijo el Cristo moran desde el mismo momento que llegaron a nuestra vida.
"Cualquiera que me ama, observará mi doctrina, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos mansión en él". (Juán, 14:23).
Esa relación del hombre con su Padre Celestial es la oración, es la comunión de amor entre ambos; El nos llama y nosotros debemos acudir a su encuentro orando.
Cristo también oró a su Padre desde el corazón de hombre, y les enseña a sus discípulos como hacerlo con la oración del Padrenuestro.
También nos enseñó a orar al Padre en lo secreto, y no gastar muchas palabras, orando siempre con fe y la pureza del corazón disponiendo a éste para hacer la voluntad de Dios.
"No todo aquel que dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre Celestial".
En la oración debemos AGRADECER, y luego pedir, siempre en nombre de Cristo, nuestro mediador ante el Padre.
"Porque uno es Dios, y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Cristo hombre". (1Timoteo, 2:5).
Dar gracias a través de la oración por todas las cosas que recibimos de nuestro Padre del cielo, y pedir por aquellos que necesitan y no tienen nada, y hasta por los enemigos.
Hay que aprender a orar, no se puede hacerlo obligadamente, sino que el deseo debe brotar de lo interno de cada ser, para poder llegar a Dios con el corazón, la fe y la creencia puesta en El, formando un solo espíritu.
Todo aquel que quiere crecer en la perfección de su espíritu, debe orar siempre, sin importar el momento o el lugar, Dios siempre nos escucha estemos donde estemos. No debemos hacerlo obligados como lo hacen en algunas congregaciones, a tal hora, tal rezo. ¡NO! la oración debe salir sencillamente impregnada de fe y amor hacia el Padre, no por cumplir, ¡HAY QUE SENTIR PARA PODER REZAR! y que tus plegarias lleguen a Dios, ya sean orales o mentales.
Oremos como leemos en 1Tesalonicense, 5:17, "Orad sin intermisión", que quiere decir continuamente, hasta que el Señor venga por segunda vez.
"Aguardando la dichosa esperanza y la venida gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro". (Tito, 2:13).
LEONOR
Orar es estar en estrecha unión con Dios. Lo hacemos desde lo más profundo del corazón, allí donde El y su Hijo el Cristo moran desde el mismo momento que llegaron a nuestra vida.
"Cualquiera que me ama, observará mi doctrina, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos mansión en él". (Juán, 14:23).
Esa relación del hombre con su Padre Celestial es la oración, es la comunión de amor entre ambos; El nos llama y nosotros debemos acudir a su encuentro orando.
Cristo también oró a su Padre desde el corazón de hombre, y les enseña a sus discípulos como hacerlo con la oración del Padrenuestro.
También nos enseñó a orar al Padre en lo secreto, y no gastar muchas palabras, orando siempre con fe y la pureza del corazón disponiendo a éste para hacer la voluntad de Dios.
"No todo aquel que dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre Celestial".
En la oración debemos AGRADECER, y luego pedir, siempre en nombre de Cristo, nuestro mediador ante el Padre.
"Porque uno es Dios, y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Cristo hombre". (1Timoteo, 2:5).
Dar gracias a través de la oración por todas las cosas que recibimos de nuestro Padre del cielo, y pedir por aquellos que necesitan y no tienen nada, y hasta por los enemigos.
Hay que aprender a orar, no se puede hacerlo obligadamente, sino que el deseo debe brotar de lo interno de cada ser, para poder llegar a Dios con el corazón, la fe y la creencia puesta en El, formando un solo espíritu.
Todo aquel que quiere crecer en la perfección de su espíritu, debe orar siempre, sin importar el momento o el lugar, Dios siempre nos escucha estemos donde estemos. No debemos hacerlo obligados como lo hacen en algunas congregaciones, a tal hora, tal rezo. ¡NO! la oración debe salir sencillamente impregnada de fe y amor hacia el Padre, no por cumplir, ¡HAY QUE SENTIR PARA PODER REZAR! y que tus plegarias lleguen a Dios, ya sean orales o mentales.
Oremos como leemos en 1Tesalonicense, 5:17, "Orad sin intermisión", que quiere decir continuamente, hasta que el Señor venga por segunda vez.
"Aguardando la dichosa esperanza y la venida gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro". (Tito, 2:13).
LEONOR