creyendo en la palabra del mundo tan ficticia
sus leyes y costumbres repletos de inmundicia
que solo conducían al sino de un mal puerto.
Y un día de verano mi rostro fue despierto
al ver que me tocaba la luz de nueva albricia
del rey que permanece colmado de caricia
capaz de revivir aquel que ya está muerto.
Jesús lleva por nombre, Mesías por adviento:
su gran misericordia, con todos los mortales
invoco de rodillas…de veras que la siento…
Nos dice que muy pronto se acaban los chacales
ocultos en las grutas, se acaba así el tormento
con solo respirar la espuma de sus sales.