
Tengo mi hogar en un beso,
en él convive mi amor
que de sus labios profeso
tal lealtad en el regreso
que soy su recibidor.
Tengo mi casa en su pecho,
porque su cuerpo combina
la protección de su techo
la invitación de su lecho
y el ardor de su cocina.
Siento la alcoba vulcano,
que si ardoroso me entrego
siento su roce pelviano
y poseso soberano
de pasión soy puro fuego
Siento que mi entorno flota
ardiente de compromiso,
que a la par que el amor brota
fundido en placer explota,
y mi hogar se hace un paraíso.