Hay arboles tan fuertes como lo son sus raíces.
De la tierra asomó un resquicio de vida
abriendo camino hasta el mundo exterior.
Un tallo asciende en distancia por gravedad
buscando en el cielo un espacio a su pesar,
mientras las hojas tras años; nacen y caen,
año tras año, como si de un rasgo se tratase.
Las ramas que se expanden,
de norte a sur, de este a oeste
son acariciadas por el viento
y agraciadas por el sol.
Mientras la luna por la noche
le canta una canción.
Y así por el día echar corteza fina sin aspereza
ya que un tronco sano y duro, se sostiene con amor.
Mientras sus raíces en la tierra sean ejemplo de su naturaleza.
Y así creció un árbol que de la tierra se creó.
Soldeldía