lo que piensa tu alma enamorada,
sin pensarlo me imaginé en la cumbre,
y la luz de tu amor fue llamarada.
Quise hablarte del cielo y de la luna,
de ese fuego que quema y que no apaga,
solo sé que te amé como ninguna,
y en silencio soñé que tú me amabas.
No es secreto lo que la piel no esconde,
ni se calla la voz de los derechos,
es tan tuyo mi amor, que corresponde,
a una entrega que brinda más que un lecho.
Y me hundo en la fuerza de tus brazos,
donde aun el silencio grita un verso,
siendo del corazón el marcapasos,
la tibieza de tus labios dando un beso.
Tatiana Izquierdo-Lamas
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