Con mi hijo Marcelo
escribí un dueto muy divertido,
que hoy quiero compartirlo
para que ustedes rían conmigo.
Un muchachito sin experiencia
de nombre Miguel Marcelo
muy ingenuo en su esencia
quiso ser un padre perfecto.
A su esposa con todo Amor
le escribió una dulce poesía
y la pancita como un tambor
¡¡ le aplaudía con alegría !!
Yo conozco a ese Marcelo
que fue ingenuo por demás
y en cuanto a ser un padre bueno
sí que lo fue ¡ y aún más !.
Fue creciendo la pancita
con el mimo de su mamá,
mientras la dulce poesía
la recitaba su papá.
Y llegó el ansiado día
en que intervino la partera
dónde el joven padre oía
el primer "canto" de la beba.
¡ Qué felicidad que sentía !
ese corazón de Marcelo
sin saber que se venían
¡ cuantas noches de desvelo !
Con upa a su primogénita
el joven padre entusiasmado
al médico del Hospital
le había preguntado:
¿ A qué hora por la mañana
se la despierta a la pequeña ?
¿ será a la luz del alba
o con el beso de la abuela ?
¡ Qué inocencia la de Marcelo !
y ¡ qué grande su ingenuidad !
que su pregunta al galeno
fue con gran seguridad.
Es verdad que mi buen hijo
no tuvo la mínima idea,
que los bebés son divinos
aunque de noche son una “ fiera ”:
Cuando se les cae el chupete
lloran como un “ condenado ”
y al pedir a gritos la leche
te despiertan con un sobresalto.
Los bebés no necesitan de nada
para ser despertados,
son ellos los que te levantan
en el momento menos pensado.
Ningún reloj puede arreglar
ni competir con sus antojos:
de noche quieren jugar
y no te dejan pegar un ojo.
Para que paren de gritar
le damos el cucharón,
pero la olla comienza a sonar
¡ peor que cuando lloró !
Yo escuchaba el canto
que mi nieta entonaba,
y cuando quería de nuevo cantar
muy rápido la callaba.
Qué lindo que es el silencio
con sus muecas y sus gestos
sí parecen angelitos
cuando concilian el sueño.
Cada vez que recuerdo al muchachito
lo que al médico le preguntó…
puedo decir que él ha sido
en ese momento, ¡ un bufón !.
Es verdad que aquel jovencito
no tuvo la mínima idea,
pero su corazón de niño
lo hizo un Padre de Primera.
Aquel padre primerizo
que con una niña debutó,
ya adquirió la experiencia
con otra nena y un varón.
Ese bello recuerdo
que nos dejan los bebés
hoy nos parece un cuento
que nos invita volver al ayer.