Soy náufraga en esta vida,
en mi barco me esperan,
sueños con sabor a miel,
ya no sé que hacer,
puesto que de mis anhelos
fui desterrada, y con mis sueños
e ilusiones, han jugado.
Soy náufraga, y mis amigos
ya de mí se han olvidado;
he perdido hasta el ensueño tranquilo,
lo he cambiado por un hechizo enamorado
con destino al más sublime amor imposible.
Soy náufraga
y de naufragar ya me he cansado,
fui a parar en una isla deshabitada,
en la cual, mis únicas compañías, son
aquellas flores de lotos olvidadizas.
Tal Odisea parece mi vida,
pero aunque pasen diez años,
no regreso,
puesto que ya no sé ni donde vivo,
y la causa de este olvido,
no son las florecillas de loto,
sino que un dolor tremendo,
que curarse no puede.
Soy náufraga,
y mi naufragio ojalá muriese ya...
pero hay que saber,
que no se puede dejar de ser y hacer,
con solo querer.