y aunque tremendas ganas yo tenía
no se daba el asunto
y eso que llegué al punto
de encontrarme sentado todo un día.
Seguramente algo me trababa,
algo que en la ocasión perturbaba
la salida inminente
que ni el esfuerzo ingente
de aquella situación me aligeraba.
Ya decidido a todo, a un experto
acudí de inmediato y bien abierto
le conté sobre el tema…
Me dijo que un enema…
¡Sólo de oírlo casi caigo muerto!
Al final regresé para mi casa
diciéndome que todo siempre pasa
y aflojé la tensión,
¡y allí la inspiración
a chorros me llegó sin tener tasa!
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