Fuiste mía una tarde, completamente mía,
te di mi encanto, mi ternura, mi sueño,
empecé amarte y en verdad en ti creía,
tanto que pensé que yo era tu dueño.
Hoy que te has ido y te busco envano,
no quisiera encontrarte en mi sendero,
porque recuerdo las veces que a tu mano,
la bese diciéndote ¡amor, te quiero!
Fuiste un amor fugaz que dejaste en mi pecho,
grandes tardes y noches llenas de placer,
hoy que estoy solo siento en mi lecho
una triste pena por tu mal querer.
Seguro estoy que no volveré a verte,
porque mis ojos se cansaron de buscarte,
resignado estoy pues a olvidarte,
después que moría por amarte.
Pero así como te quise aprenderé olvidarte,
te he esperado mucho y sé que he perdido,
esperándote vivo y esperando la muerte,
que me cierren los ojos para hallar el olvido.
Me quedó tu sonrisa y vivo solo en llanto,
y pasaras al olvido como otras primaveras,
y en mis noches de angustia oiré algún canto,
o pronunciare tu nombre sin recordar quien eras.