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- Mujer de Espuma
- Poetisa Distinguida
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- Registrado: Mar Dic 04, 2007 15:44
El hombre de la túnica blanca... Autor Roberto Santamaría
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- eternity
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- Mensajes: 1306
- Registrado: Jue Jul 29, 2010 23:30
- Ubicación: Barcelona (España)
Navidad...
Ya...ya me veo......llevo trenzas.....tengo 8 años y estoy con mis padres, hermanos y abuelos...celebrando la Navidad.....la magia rodea el ambiente familiar de casa....un hogar cálido...la estufa de gas.......ha calentado todo el comedor....dónde mi madre ha preparado con todo el amor....una buena mesa......
Puede sentir en el ambiente.....el amor de la familia....la ilusión que tenemos de pequeños...los adornos que esperan la llegada de los Reyes Magos.....esos días de vacaciones escolares....olvidando los libros.....y mi padre también en casa de vacaciones ...disfrutando con nosotros....
Hay cosas que se pierden en la memoria.....pero veo una televisión en blanco y negro...que nos acompaña durante la cena....vuelvo a revivir esos momentos con mis abuelos....las risas....la inocencia nuestra.....y una cocina que huele exquisita......
Hoy en día , aún siendo Navidad....es más comercial....aporrean a nuestros hijos con cientos de anuncios de juguetes...que nos parece que si no los compramos.....van a ser menos que los demás....
Un Papa Noel...que en mi tiempo no existía..y que óigame!!..no me hacía falta...yo esperaba a mis Reyes de Oriente!!!!
Sigo teniendo la misma familia.....unos se los llevó la vida...otros han nacido y llenado de felicidad....sólo espero que esta Navidad...sea como la que recuerdo.....en familia....con el amor de los míos.....y si ya no existe esa estufa de butano....o esa televisión en blanco y negro....si que sigue existiendo....el amor de la familia.....os quiero!!!
©Conxi
Puede sentir en el ambiente.....el amor de la familia....la ilusión que tenemos de pequeños...los adornos que esperan la llegada de los Reyes Magos.....esos días de vacaciones escolares....olvidando los libros.....y mi padre también en casa de vacaciones ...disfrutando con nosotros....
Hay cosas que se pierden en la memoria.....pero veo una televisión en blanco y negro...que nos acompaña durante la cena....vuelvo a revivir esos momentos con mis abuelos....las risas....la inocencia nuestra.....y una cocina que huele exquisita......
Hoy en día , aún siendo Navidad....es más comercial....aporrean a nuestros hijos con cientos de anuncios de juguetes...que nos parece que si no los compramos.....van a ser menos que los demás....
Un Papa Noel...que en mi tiempo no existía..y que óigame!!..no me hacía falta...yo esperaba a mis Reyes de Oriente!!!!
Sigo teniendo la misma familia.....unos se los llevó la vida...otros han nacido y llenado de felicidad....sólo espero que esta Navidad...sea como la que recuerdo.....en familia....con el amor de los míos.....y si ya no existe esa estufa de butano....o esa televisión en blanco y negro....si que sigue existiendo....el amor de la familia.....os quiero!!!
©Conxi
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- Registrado: Mar Nov 23, 2010 11:20
Re: COMPARTE TU CUENTO Ó RELATO NAVIDEÑO
NOCHE DE NAVIDAD
Era la noche de Navidad, una noche oscura i fría, la chica andaba lentamente, triste y acongojada, aterida por un frío que ni notaba, cansada, medio desfallecida se sienta en un banco de aquella enorme plaza.
Había llegada hacia dos días a la pequeña ciudad de provincias, huyendo de la gran ciudad, buscando un poco de paz y tranquilidad y un lugar donde vivir de manera más económica, y quizás también, encontrar algún trabajo.
Las luces navideñas brillaban por doquier y los villancicos que se oían por las calles adyacentes, martilleaban en su cerebro. La gente se afanaba presurosa con las últimas compras navideñas. Ella observaba sin ver; su pensamiento divagaba, retrocedí unos meses atrás en que la vida le sonreía, lo tenia todo: una pareja, un trabajo, una casa bonita…y ahora, no tenía nada. Nada? Sí, un ser diminuto se movía dentro de sus entrañas, un ser especial, lo único que le quedaba… “pobre hijo mío, que vida tan triste te espera” y sin poderlo remediar estalló en sollozos.
De repente nota una mano en su hombro, una señora de mediana edad, se había sentado a su lado hacia rato y la estaba observando, por esto intentaba consolarla.
― Qué te sucede pequeña? No te aflijas, menos la muerte todo tiene solución
― Soy muy desgraciada –y siguió sollozando
― No tienes familia?
― No, no tengo a nadie estoy sola
― Vamos, vamos, -le coge una mano que tiene helada- Seguro que no has comido nada en todo el día.
― Apenas tengo dinero y debo pagar la pensión
― El pequeño debe tener hambre! –dice señalando su barriga
― Luego tomaré algo por ahí…
― Sabes, yo también estoy sola, hace dos meses murió mi marido, porque no me haces compañía. Esta noche no quiero estar sola, ven a casa y cenamos juntas.
Marta, no se lo podía creer, era ella la que estaba hundida, y esta señora le pide ayuda, compañía; pero la calidez de su voz, aquella mirada triste y sus atenciones la llenan de ternura, tampoco tiene demasiadas alternativas, y decide acompañarla
La casa es grande y acogedora, un agradable calor invade su corazón, en un rincón de la sala un bello pesebre llama la atención de Marta, que mira con ojos asombrados “como le gustaría a mi pequeñín un belén así “ recuerda las navidades de antaño, sus padres, la mesa de Navidad, el árbol, los regalos, su pequeño diminuto belén.
― A mi marido le gustaba hacer grandes pesebres, -explica la señora al notar su cara de asombro- aunque no tuvimos niños, todos los años lo hacia, era su gran pasión, para honrar su memoria, yo lo he construido esta año, es como si aun estuviera aquí.
― Parece que mi niño también lo quiere ver, de unas patatas.
Las dos mujeres sonríen. Después de una sencilla cena pasan la noche hablando, haciéndose confidencias, la empatía y el feeling ha nacido entre ellas, así Marta enternece a la señora cuando le cuenta como el padre del niño, quería que abortase, no deseaba tener hijos. Así que tuvo que elegir entre él y el niño y no se arrepentía de la elección. Más tarde perdió su trabajo y ahora estaba sin nada, sola y esperando al niño, necesitaba tanto encontrar un trabajo. De pronto mira el reloj
― Es tarde debo marchar a la pensión.
La señora la coge del brazo y la lleva a una habitación grande y preciosa.
― Te gusta?
― Es preciosa
― Es tu habitación. Hace días que estoy pensado en alquilarla, buscaba a una buena persona, para que compartiera conmigo esta casa enorme y no sentir la asfixiante soledad que se respira en ella. Hoy acabo de encontrarla. Te la alquilo a ti, claro si tu aceptas.
― Aceptaría encantada, pero no tengo dinero con que pagarla .
― Esto no es ningún problema, empezarás a pagar cuando consigas un trabajo, después que haya nacido tu hijo. Solo impongo una condición …
― Que condición
― Que me dejes ejercer de abuela de tu niño.
Las lágrimas corren por la cara de Marta, que se mezclan con las de la señora cuando las dos mujeres se funden en un gran abrazo, dos almas solitarias se han encontrado en ésta, la noche más hermosa del año: La noche de Navidad.
En un rincón del belén, allá entre la mula y el buey el Niño Jesús hace un guiño a su madre y sonríe
Era la noche de Navidad, una noche oscura i fría, la chica andaba lentamente, triste y acongojada, aterida por un frío que ni notaba, cansada, medio desfallecida se sienta en un banco de aquella enorme plaza.
Había llegada hacia dos días a la pequeña ciudad de provincias, huyendo de la gran ciudad, buscando un poco de paz y tranquilidad y un lugar donde vivir de manera más económica, y quizás también, encontrar algún trabajo.
Las luces navideñas brillaban por doquier y los villancicos que se oían por las calles adyacentes, martilleaban en su cerebro. La gente se afanaba presurosa con las últimas compras navideñas. Ella observaba sin ver; su pensamiento divagaba, retrocedí unos meses atrás en que la vida le sonreía, lo tenia todo: una pareja, un trabajo, una casa bonita…y ahora, no tenía nada. Nada? Sí, un ser diminuto se movía dentro de sus entrañas, un ser especial, lo único que le quedaba… “pobre hijo mío, que vida tan triste te espera” y sin poderlo remediar estalló en sollozos.
De repente nota una mano en su hombro, una señora de mediana edad, se había sentado a su lado hacia rato y la estaba observando, por esto intentaba consolarla.
― Qué te sucede pequeña? No te aflijas, menos la muerte todo tiene solución
― Soy muy desgraciada –y siguió sollozando
― No tienes familia?
― No, no tengo a nadie estoy sola
― Vamos, vamos, -le coge una mano que tiene helada- Seguro que no has comido nada en todo el día.
― Apenas tengo dinero y debo pagar la pensión
― El pequeño debe tener hambre! –dice señalando su barriga
― Luego tomaré algo por ahí…
― Sabes, yo también estoy sola, hace dos meses murió mi marido, porque no me haces compañía. Esta noche no quiero estar sola, ven a casa y cenamos juntas.
Marta, no se lo podía creer, era ella la que estaba hundida, y esta señora le pide ayuda, compañía; pero la calidez de su voz, aquella mirada triste y sus atenciones la llenan de ternura, tampoco tiene demasiadas alternativas, y decide acompañarla
La casa es grande y acogedora, un agradable calor invade su corazón, en un rincón de la sala un bello pesebre llama la atención de Marta, que mira con ojos asombrados “como le gustaría a mi pequeñín un belén así “ recuerda las navidades de antaño, sus padres, la mesa de Navidad, el árbol, los regalos, su pequeño diminuto belén.
― A mi marido le gustaba hacer grandes pesebres, -explica la señora al notar su cara de asombro- aunque no tuvimos niños, todos los años lo hacia, era su gran pasión, para honrar su memoria, yo lo he construido esta año, es como si aun estuviera aquí.
― Parece que mi niño también lo quiere ver, de unas patatas.
Las dos mujeres sonríen. Después de una sencilla cena pasan la noche hablando, haciéndose confidencias, la empatía y el feeling ha nacido entre ellas, así Marta enternece a la señora cuando le cuenta como el padre del niño, quería que abortase, no deseaba tener hijos. Así que tuvo que elegir entre él y el niño y no se arrepentía de la elección. Más tarde perdió su trabajo y ahora estaba sin nada, sola y esperando al niño, necesitaba tanto encontrar un trabajo. De pronto mira el reloj
― Es tarde debo marchar a la pensión.
La señora la coge del brazo y la lleva a una habitación grande y preciosa.
― Te gusta?
― Es preciosa
― Es tu habitación. Hace días que estoy pensado en alquilarla, buscaba a una buena persona, para que compartiera conmigo esta casa enorme y no sentir la asfixiante soledad que se respira en ella. Hoy acabo de encontrarla. Te la alquilo a ti, claro si tu aceptas.
― Aceptaría encantada, pero no tengo dinero con que pagarla .
― Esto no es ningún problema, empezarás a pagar cuando consigas un trabajo, después que haya nacido tu hijo. Solo impongo una condición …
― Que condición
― Que me dejes ejercer de abuela de tu niño.
Las lágrimas corren por la cara de Marta, que se mezclan con las de la señora cuando las dos mujeres se funden en un gran abrazo, dos almas solitarias se han encontrado en ésta, la noche más hermosa del año: La noche de Navidad.
En un rincón del belén, allá entre la mula y el buey el Niño Jesús hace un guiño a su madre y sonríe