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Foro de Navidad 2013, año nuevo 2014, y festividades afines.
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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Mié Dic 11, 2013 21:15

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Orígenes de la tradición del Árbol de Navidad

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Orígenes de la tradición del Árbol de Navidad

La tradición del árbol de Navidad tiene unos origenes muy confusos. Desde la antigua creencia germana de que un árbol gigantesco sostenía el mundo y que en sus ramas estaban sostenidas las estrellas... Los primeros cristianos que llegaron a Europa, al descubrir que los bárbaros celebraban el cumpleaños de uno de sus dioses, adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad, tomaron progresivamente la idea del árbol cambiándole totalmente el significado.

Una de las tantas leyendas que hay sobre el árbol de navidad marcó una tradición ya arraigada en casi todos los países del mundo qué es ¿Cuándo se monta el árbol? Tradicionalmente se monta el día 8 de diciembre, en América Latina se celebra la virgen y se festeja adornando la casa; en España es el Día de la Inmaculada, festivo y día elegido sacar todos los adornos navideños y disfrutar del día festivo en familia adornando ventanas, puertas, salón, cocina... con motivos navideños

y disfrutar del día festivo en familia adornando ventanas, puertas, salón, cocina... con motivos navideños.



San Bonifacio fue, también en Alemania, el primero en plantar un pino como símbolo del amor perenne de Dios. Según cuenta la tradición, lo adornó con manzanas para simbolizar el pecado original y con velas para representar luz del mundo.

Pero lo cierto que es que los orígenes e historia del arbol de navidad está llena de otras leyendas e historias muy diversas:

Una de estas historias habla de un generoso sacerdote que vivió hace 400 años en Alsalcia y cada noche de Navidad, repartía entre los habitantes menos favorecidos de su pueblo alimentos, ropa y dinero que recolectaba durante el año.

Un día, mientras preparaba los paquetes para sus fieles más pobres, el sacerdote admiró la hermosa noche y se le ocurrió colgar los regalos en las ramas de un abeto próximo a la iglesia. Los pobres podrían así disfrutar además del cielo estrellado de aquella noche clara mientras se cantaban bajo el árbol cánticos sagrados. Tan agradable resultó la reunión que desde entonces el árbol fue el centro de la fiesta navideña.

Otro leyenda lleva la tradición a Inglaterra y la sitúa en el siglo XVIII bajo el reinado de Jorge III. La esposa del rey, la reina Carlota, se caracterizaba por su bondad con los súbditos y en el año 1765 decidió instalar en uno de los salones más grandes de palacio, un árbol de Pascua adornado con guirnaldas, luces, juguetes y toda clase de regalos.

Hasta la leyenda del niño:

Cuenta esta leyenda que durante una muy fría noche de invierno, un niño buscó refugio en la casa de un leñador y su esposa. El matrimonio ya anciano, lo recibió y le dio de comer. Durante la noche el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el niño Dios.Para recompensar la generosidad de los ancianos, el niño tomó una rama de un pino y les indicó que la plantaran, indicándoles que cada año
daría frutos. Y así fue: el árbol dio cada año por navidad manzanas de oro y nueces de plata.


TOMADO DE LA NET.
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Huayno Peruano Navideño compuesto e interpretado por el Tenor
Juan Diego Florez acompañado por el Coro de los niños de Viena.
(Marca Perú)

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Jue Dic 12, 2013 08:31

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Jue Dic 12, 2013 08:55

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Mensaje por Romantyka » Jue Dic 12, 2013 09:18

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Jue Dic 12, 2013 16:24

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Mensaje por Romantyka » Jue Dic 12, 2013 16:29

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La Verdadera Historia
de Santa Claus

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Pareciera como si ese personaje gordo y con cara de bueno (que por estas latitudes llamamos Papá Noel) nos acompañara desde que el mundo es mundo. Sin embargo, su imagen no llega a intervenir de las fiestas navideñas sino hasta hace relativamente poco tiempo.

No cabe duda que el tipo tiene carisma; en lo que para la historia de la humanidad es apenas un siglo, la figura del buen hombre de la bolsa, ha logrado acaparar la atención de la fiesta que los católicos realizan conmemorando el nacimiento del niño Jesús. Así, prácticamente todos los niños del mundo, sueñan con una navidad nevada en la que el trineo tirado por renos sobrevuela la ciudad. No importa si en esa ciudad, el 24 de diciembre hace 45º grados a la sombra. El regordete anciano venido del polo norte hará su aparición por la chimenea (si es que la casa posee una) y depositara los regalos cerca del arbolito.

Arbolito al que también le cabría un capitulo aparte.

Pero ¿Quién fue realmente ese viejo de barba blanca y traje rojo que entra a las casas de sus devotos?

El Santa original era nativo de Lycia, un pueblo de la antigua Turquía (S. IV d. C.). Se llamada Nicolás de Bari y en realidad era un sacerdote de contextura física muy diferente a la del San Nicolás que aparece en los shopings. Era alto y delegado, sin embargo fueron conservados dos rasgos importantes de su personalidad: el amor por los niños y su gran generosidad.

Según la leyenda, en una oportunidad, Nicolás supo que uno de sus vecinos se encontraba quebrado económicamente y desesperado por no poseer la dote de su hija que estaba pronta a contraer enlace. Al enterarse de esto, Nicolás entró sigiloso en la casa del vecino y deposito tres bolsas con monedas cerca de la chimenea a modo de milagroso obsequio. La boda se celebró como el padre de la joven deseaba, y desde entonces se comenzó a popularizar la costumbre de intercambiarse regalos para la navidad.

El mercado, apoyado por astutas estrategias marketineras, hizo el resto. El aspecto que hoy posee el tan característico símbolo navideño, debió su origen al arte del caricaturista norteamericano Thomas Nast. De 1863 a 1886 el Santa Claus regordete, de mejillas coloridas, de larga barba blanca y de aspecto risueño y simpático fue el centro de atracción de la revista Harper´s Weekly y de allí salto a las vidrieras de los grandes centros comerciales.

Con orígenes que mezclan el polo norte con la antigua Turquía, la nieve con el calor y la mutación de aspectos físico, Papá Noel, Santa Claus, San Nicolás o como quieran llamarle es sin duda una de las visitas más esperadas del año en todas las casas donde hay niños. Uno de los pocos personajes que entrando de sorpresa, en la noche y mediante métodos pocos convencionales, y que es igualmente bienvenido.

Cualquiera sea la historia que lo trae por nuestros hogares, lo único que realmente deseamos es que no falte en ninguna casa; sobre todo en aquellas donde los chicos empiezan a palpitar su llegada desde, al menos, un mes antes.

P. D: Feliz Nochebuena y Feliz Navidad, para todos.
Tomado de la net.



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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Jue Dic 12, 2013 16:56

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Antecedentes romanos y cristianos de la historia de La Navidad


El año nuevo era motivo de celebraciones religiosas en la tradición mesopotámica. Así 4000 años antes, los mesopotámicos lo celebraban con procesiones a los templos.




La historia de la Navidad parece tener los primeros antecedentes en los años 320 - 353 ligados a la celebración del nacimiento de Cristo por las comunidades de cristianos. Con anterioridad los romanos también llevaban a cabo sus celebraciones los días del 17 al 23 de Diciembre, en unos días festivos en los que el arte de la cocina tenía un protagonismo importante y el día 25 de diciembre era la fiesta pagana del exaltación del Sol.

Aunque se cree que Jesucristo nació más bien hacia la primavera - y unos cinco años antes de lo que fija nuestra era contabilizadora- . Pero los primeros cristianos eligieron la fecha para hacerla coincidir con las fiestas paganas de Sol.

Desde finales del siglo IV, el cristianismo

empieza a celebrar la tradición de la Navidad el 25 de Diciembre. El Papa Julio I fijó la fecha del 25 de diciembre, día próximo a muchas fiestas del solsticio de invierno que se celebran en la antigüedad. Debe entenderse que es la conjunción de costumbres y tradiciones heredadas. Las costumbres, mitos y leyendas se han ido agregando con posterioridad a lo largo de los siglos provienen de muchos países diferentes, hasta llegar a la actual celebración de la Navidad.


La fecha de nacimiento de Jesús y la Navidad


NavidadEn el año 540, un error del monje Dionisio" el Exiguo" en el cálculo de las fechas, propició la fijación de una fecha errónea en el nacimiento de Jesús fijado en la noche del 24 al 25 de diciembre. El error podría estar incluso en el año. Se cree que Jesús nació entre cuatro y seis años antes del inicio de la era cristiana durante el reinado de Herodes.

El tema de la fechas es controvertido. Aunque la iglesia intentó comprobar la época real del nacimiento de Cristo y todo ello fuediscutido en el segundo siglo (con otros temas como la fecha de Pascua, la conmemoración de la muerte y de la resurrección de Cristo), las Escrituras solo señalan que la muerte de Cristo fueen la Pascua Judía.

A esta precisión se suma la complejidad derivada en los computos de los calendarios judíos, griegos, y latino. Hay relatos de algunos cristianos que celebraron originalmente el nacimiento de Cristo en Marzo o Abril.

Pero al final se consensuó en celebrar la concepción de Cristo el 25 de Marzo, la misma que el banquete de la Resurrección, y por tanto la fecha cuando el ángel se le apareció a María. Ahora bien, según los judíos antiguos y los primeros cristianos, la vida comienza en la concepción. Si esto es así y se concibió a Cristo el 25 de Marzo, nueve meses más adelante, nació, es decir, el 25 de Diciembre


Historia de la Navidad y Papá Noel


La figura de Papá Noel (Santa Claus, Sinterklaas o Pere Noel, según el país)- al parecer estaría inspirada en la vida del obispo de Mira - en la actual Turquía- conocido hoy como San Nicolás, cuya inmensa popularidad por su bondad y generosidad con los pobres estableció la creación de un mito para la navidad.

Tomado de la net.


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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Jue Dic 12, 2013 19:06

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LAS LEYENDAS DE LA POINSETTIA

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Las dos leyendas de la Flor de Navidad o Flor de Pascua provienen de México.
Aquí tienes la primera...

PRIMERA LEYENDA

Cuenta esta leyenda acerca de una chica llamada María y su pequeño hermano Pablo. Eran muy pobres pero siempre esperaban la fiesta de Navidad. Todos los años, en la iglesia del pueblo se preparaba un gran pesebre y los días previos a la Navidad el lugar se llenaba de desfiles y fiestas. A los dos niños les encantaba la Navidad, pero siempre se entristecían porque no tenían dinero para comprar regalos. Sobre todo los dos deseaban ofrecerle algo a la iglesia para el Niño Jesús. Pero no tenían nada.
Una noche de Navidad, María y Pablo partieron hacia la iglesia para asistir al servicio. En el camino, cortaron algunas hierbas que crecían a lo largo de la orilla del camino y decidieron ofrecerlo como regalo al Niño Jesús en el pesebre. No tenían nada mejor para regalarle.
Aunque los otros niños se burlaron de ellos cuando llegaron con su humilde regalo, María y Pablo no dijeron nada porque sabían que habían dado lo que mejor podían ofrecer. En cambio, se dedicaron con mucho esmero a colocar prolijamente las plantas verdes alrededor del pesebre. Y fue entonces que sucedió el milagro: los extremos de cada hoja verde se fueron convirtiendo en brillantes pétalos rojos, y pronto el pesebre quedó rodeado de hermosas flores en forma de estrella, tal cual las conocemos hoy.

SEGUNDA LEYENDA

Habla esta leyenda sobre Pepita, una niña mexicana muy pobre que no tenía un regalo para ofrecerle al Niño Jesús durante las celebraciones de Navidad. Mientras Pepita caminaba lentamente hacia la capilla con su primo Pedro, su corazón estaba muy apenado.
"Pepita, le dijo Pedro para consolarla, "estoy seguro que aún el más humilde regalo, si es ofrecido con amor, será más que bienvenido ante sus ojos".
Ya no sabiendo qué otra cosa hacer, Pepita se arrodilló al costado del camino y recogió un puñado de hierbas y le dio la forma de un ramo. Pero mirando de reojo su ramo de malezas, Pepita se sintió aún más triste y avergonzada que nunca por la humildad de su ofrecimiento y cuando ingresó a la pequeña capilla del lugar no pudo evitar que se le escapara una lágrima.
A medida que se acercaba al altar, iba recordando las amables palabra de Pedro: "Aún el más humilde regalo, si es ofrecido con amor, será más que bienvenido ante sus ojos". Sin embargo, ella sintió que su espíritu se elevaba mientras se arrodillaba para colocar el ramo a los pies de la escena de la natividad.
De repente, el ramillete de hierbas estalló en flores de color rojo intenso, y todos los que lo vieron estaban seguros de estar presenciando un milagro de Navidad ante sus propios ojos.
A partir de ese día, esas flores rojas brillantes se conocieron como las "Flores de Nochebuena" y nunca dejaron de florecer para cada Navidad.

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Jue Dic 12, 2013 19:28

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Significado de las esferas navideñas

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¿Sabías que las esferas con las que adornamos nuestros árboles cada navidad simbolizan nuestras oraciones durante el adviento ?

Aunque en los orígenes de esta celebración, San Bonifacio (680-754) utilizó manzanas, con el tiempo, las manzanas fueron sustituidas por esferas.

Actualmente hay esferas de todos los tamaños y colores para embellecer nuestros hogares cada navidad, además es posible encontrar cualquier cantidad de adornos, figurillas que van desde los moños, hasta los muñecos, dulces, todo depende de la creatividad y entusiasmo navideño para adornar los árboles; sin embargo, los colores tradicionales de estas frágiles figuras redondas son los utilizados durante el periodo de adviento: rojo, azul, plateado y dorado y, como es de esperar, cada uno de estos representa una oración distinta.
◾Rojo: una petición
◾Azul: arrepentimiento
◾Plateado: agradecimiento
◾Dorado: alabanza.

Sacado de la net



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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Vie Dic 13, 2013 17:53

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,
son las 05: 49 AM. muy temprano no...voy a preparar el desayuno
y te traeré a el tuyo.

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El desayuno...



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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Sab Dic 14, 2013 10:41

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Buenos noches estimado/a amigo /a secreto,
Antes de salir a descansar traje algo que te gusta mucho..

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Sab Dic 14, 2013 11:15

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Buenos noches estimado/a amigo /a secreto,
Antes de salir a descansar traje algo que te gusta mucho..

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César Vallejo MI PREFERIDO POETA " Los Heraldos Negros)
José Santos Chocano
José María Eguren
Sor Juana Inés de la Cruz.. Ella es otra de mi poetiza preferida.
Federico García Lorca
Lope de Vega
Ocavio Paz
José Angel Buesa
Luis de Góngora y Argote
Gabriela Mistral
Gustavo Adolfo Bécquer
Santa Teresa de Jesús
Rubén Darío

La Sentencia del Justo

Firma Pilatos la que juzga ajena
Sentencia, y es la suya. ¡Oh caso fuerte!
¿Quién creerá que firmando ajena muerte
el mismo juez en ella se condena?

La ambición de sí tanto le enajena
Que con el vil temor ciego no advierte
Que carga sobre sí la infausta suerte,
Quien al Justo sentencia a injusta pena.

Jueces del mundo, detened la mano,
Aún no firméis, mirad si son violencias
Las que os pueden mover de odio inhumano;

Examinad primero las conciencias,
Mirad no haga el Juez recto y soberano
Que en la ajena firméis vuestras sentencias
Sor Juana Inés de la Cruz


LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,
como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,
como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
César Vallejo


Volverán las Oscuras Golondrinas


Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!

Gustavo Adolfo Bécquer

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Sab Dic 14, 2013 13:59

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Buenos noches estimado/a amigo /a secreto,
dije que iba a descansar y aún sigo aquí acompañándote ,
viendo algunos poemas como este poema ...

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AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso linsojera;

mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa;

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido.
Polvo serán, mas polvo enamorado.

Soneto Lírico de Quevedo

AMANTE DESESPERADO DEL PREMIO Y
OBSTINADO EN AMAR


Qué perezosos pies, que entretenidos
pasos lleva la muerte por mis daños;
el camino me alargan los engaños
y en mí se escandalizan los perdidos.

Mis ojos no se dan por entendidos,
y por descaminar mis desengaños,
me disimulan la verdad los años
y les guardan el sueño a los sentidos.

Del vientre a la prisión vine en naciendo,
de la prisión iré al sepulcro amando,
y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.

Cuantos plazos la muerte me va dando
prolijidades son, que va creciendo,
porque no acabe de morir penando
Soneto de Quevedo


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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Lun Dic 16, 2013 18:06

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,
te traigo un poema que me gusto..

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CANCIONES DEL ALMA... [ II ]

¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!,
matando muerte en vida la has trocado.

¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
que estaba oscuro y ciego
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!

San Juan de la Cruz

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Lun Dic 16, 2013 18:30

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,
Lo tradicional para celebrar el nacimiento de Jesús junto a la familia, en una alegre reunión es el pavo. Recetas hay muchas, le presentamos una interesante venida desde Perú, país famoso por su gastronomía..

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Ingredientes:
1 pavo, completamente descongelado
1 cucharada de mostaza aproximadamente
5 cucharadas de mantequilla aproximadamente
Jugo de limón
Sal
Pimienta
Pimentón o páprika
1 cebolla grande, pelada y partida en 4
¼ de taza de oporto
3 tazas de caldo de pavo
2 manzanas, lavadas y cortadas en 4

Preparación:

Hacer un caldo con las menudencias del pavo.

La víspera de cocinar el pavo, frotarlo con sal, pimienta, jugo de limón y pimentón. Refrigerarlo durante la noche. Al día siguiente, rellenar el pavo con las manzanas y cebollas y coser o cerrar bien la cavidad. Mezclar la mantequilla con la mostaza y untar bien todo el pavo.

Colocar el pavo en una asadera con 2 tazas de agua y llevarlo a horno precalentado de 450°F (200°C) por 30 minutos. Bajar luego la temperatura a 325°F (160°C) y asar el pavo, bañando repetidas veces con 2 tazas del caldo hecho con las menudencias del pavo. El tiempo de cocimiento del pavo es de 30 minutos por cada kilo (2 lb 4 oz) de pavo. Es mejor darle la vuelta al pavo por lo menos una vez a la mitad del tiempo de cocción, para lograr un horneado parejo.

Retirar el pavo del horno y dejar enfriar. Retirar el relleno y colar el jugo de cocción. Dejar enfriar y retirar la grasa de la superficie. Verter en una olla y agregar la restante taza de caldo. Llevar a hervir y agregar el oporto. Reducir por 5 minutos. Espesar con harina o maicena diluida en agua fría si fuera necesario.

Cortar el pavo, ya frío y acomodar en una fuente o servirlo caliente para cortarlo en la mesa.

Acompañar con la salsa bien caliente.

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Lun Dic 16, 2013 19:04

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,
son las 05: 49 AM. muy temprano no...voy a preparar el desayuno
y te traeré a el tuyo.

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Aquí traigo otra receta del pavo relleno navideño;
EL QUE PREPARO ES EL PAVO CON PIÑA.
La tradición de mi madre, la sigo aquí
con mis hermanos y familia así que PERÚ, VIENE A ALEMANIA..
Cada uno trae su fuente bien sea chancho,
cabrito al horno... también traen sus regalos,
aunque no sean costosos pero trae lo suyo.. en eso estoy ahora de compras.
y lo colocan al pie del árbol hasta las 12 PM,
en que hacemos ese intercambio de regalos
y abrazos..


PAVO RELLENO


Ingredientes 1 pavo San Fernando de 10 kilos
¼ kg. de mantequilla
1/4 kg. de carne de cerdo molida
2 manzanas ralladas
1/4 kg. de carne de res molida
2 limones
1/2 kg. de arvejas
2 cebollas picadas y salteadas
1/2 kg. de rosquitas de manteca molidas o pan rallado
3 huevos
1 rama de culantro picado
1 1/2 tazas de pisco
100 gr. de pasas
Nuez moscada
Sal, pimienta, ajos.
Sillao


Preparación El día anterior secar bien el Pavo. Rociar el pavo con el jugo de limón e inyectar 1 1/4 taza de pisco en los muslos y pechuga. Dejar macerar hasta el momento de rellanarlo.

Relleno

Poner en un tazón las carnes, la cebolla, las rosquitas molidas, las manzanas, el culantro, pasas, arvejas, huevos, 1/4 de taza de pisco. Condimentar bien y rellenar con esta preparación sin ajustar, pues al cocinar el relleno aumenta de volumen.
Coser las aberturas del pavo, atar las patas, cubrir con mantequilla y rociar con sillao.
Llevar al horno (160ºC – 325ºFº) tapadas la pechuga y patas con papel aluminio. Antes de terminar la cocción retirar el papel para que se dore.
Rociar con el jugo de cocción cada media hora.




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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Mié Dic 18, 2013 00:16

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,
Aquí dejo unas breve reseña de la Navidad en Perú, sobre las tradiciones y costumbres .

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La Noche del 24 y la
Cena de Navidad

Durante toda la noche se pueden escuchar por donde se vaya los estallidos de cohetes que aumentan conforme dan las 12.
La cena de Navidad consiste en pavo al horno (últimamente hay quienes comen lechón), chocolate caliente, panetón, puré de manzana y alguna que otra cosa de cada tradición familiar. Resulta curioso ver como la gente pasa por las calles llevando su bandeja con pavo (recién horneado en la panadería vecina). Se respira un ambiente realmente navideño, pues en las calles de la ciudad se oyen los villancicos y es difícil caminar por las aceras peatonales que están repletas de vendedores ambulantes que se colocan estratégicamente con sus mercancías novedosas.

Llegada las doce, en medio de la conocida melodía “Feliz Navidad” de Feliciano, todos alzan sus copas y brindan con champagne o sidra, dándose un caluroso abrazo y deseándose lo mejor, mientras un miembro de la familia coloca al divino niño en su pesebre. Se sirve la cena de navidad y así en medio del calor familiar se pasa una agradable velada, que luego se matizará con diálogos, anécdotas, recuerdos, etc.

La Mañana
del 25

Curiosa resulta la tranquilidad salteada que reina el 25 en la mañana, cuando las calles están desiertas porque todos duermen, menos los niños que hacen escándalo con sus juguetes nuevos y los últimos cohetes. El desayuno para los que están despiertos consta de chocolate caliente con panetón y se suele servir también parte restante de la cena (que en mi caso siempre quedaba) y luego se suele descansar.

Las Ferias
y Negocios


Una gran variedad de ferias aparecen sólo para las fiestas y luego desaparecen, a la vez que los comercios están abiertos hasta altas horas del día 24, para aquellos que esperamos la última hora para comprar los regalos.

La Misa
del Gallo

En gran número de iglesias de la ciudad se realiza la Misa del Gallo a las 10 de la noche del 24 de diciembre (y donde son bendecidos muchos niños jesús que luego serán colocados en el nacimiento), la misa resulta muy reconfortante y da chance para que las familias puedan llegar a tiempo para la celebración de la nochebuena en familia.

Año Nuevo

Otra festividad muy esperada, por la trascendencia de comenzar un nuevo año, que muchos esperan sea mejor que el anterior. Los comercios están abiertos hasta altas horas de la noche y lo que más se suele vender aparte de los juguetes, el cotillón para las fiestas, son las prendas íntimas de color amarillo (que la gente se suele regalar y ponerse como una forma de atraer la buena suerte). En algunos distritos las municipalidades suelen preparar llamativas fiestas al aire libre con los artistas del momento o con una orquesta animada, para aquellos que quizás no tengan con quien recibir las doce campanadas en casa. Además suele armarse un castillo (usualmente en las plazas principales) y están hechos a base de caña seca y atiborrado de muchos fuegos artificiales, que cuando se es quemado da un impactante espectáculo de luz y color, que alegra los corazones de los presentes.

Cuando falta pocos segundos para las doce, es emocionante escuchar en las emisoras el conteo, luego su programación es totalmente de fiesta. En las casas dada las doce se brinda con champagne o sidra y luego vienen los abrazos e intercambio de buenos deseos, y la puesta en práctica de las cábalas (como el comer las doce uvas mientras pides un deseo por cada una de ellas, o darse la vuelta a la manzana con una maleta vacía para irte de viaje, o que te echen arroz bajo el marco de la puerta al entrar en la sala como augurio de una próxima boda que a mi me resultó), luego se suelen encender con mas ganas chispitas mariposa, cohetes (una forma de expresar la alegría que sentimos) y al mismo tiempo se procede a la quema del muñeco (que en mi caso le colocábamos nombres graciosísimos, en algunos casos relacionados con los políticos de nuestro país que nos tienen a mal) y que yace plantado en medio de la calle (usualmente está hecho de ropa vieja, relleno con periódicos, telas, etc. y es de tamaño natural y sujeta entre sus manos su caja de panetón vacío).

Este muñeco representa al año viejo que se va con todas sus malos momentos o vivencias, y que implícitamente es un deseo lanzado al aire, de que el próximo sea mejor. Este momento es muy disfrutado por los niños, que lanzan sus cohetecillos al consumido muñeco mientras ríen y corretean de un lado a otro, viendo cual muñeco se quema más rápido. El año pasado en mi barrio llegaron a colocar hasta seis muñecos y fue todo un espectáculo, pues mientras lo veías consumirse por las llamas aprovechabas a saludar a los vecinos y darles un abrazo de buen augurio.

Luego se procede a cenar, en este caso el pavo, pollo o lechón, acompañado del infaltable panetón con su chocolate caliente. Terminada la cena, los mas jóvenes pueden ir al parque (plaza) a ver el castillo, disfrutar de la fiesta de fin de año al aire libre o asistir a una discoteca (que está casi siempre repleta) y a veces es mas animado pasear en medio de toda la gente por las calles acompañado de tus amigos o familiares mientras charlas y el tiempo transcurre sin darte cuenta. Es una noche para celebrar, pero también para divertirse, pero sin excesos.

Lo olvidaba, si en navidad los regalos son para los niños, en año nuevo los regalos son para los adultos.





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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Mié Dic 18, 2013 00:22


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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Mié Dic 18, 2013 14:11

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,
son las 02: 12 AM. muy temprano no...
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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Jue Dic 19, 2013 08:53

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,

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Estos amiguitos , ya se estan preparando con sus canciones Navideñas,
para ese encuentro de fraternidad y abrazos

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Jue Dic 19, 2013 09:02

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estimado/a amigo /a secreto,
comparto contigo este cuento de navidad.

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Cuentos
Emilia Pardo Bazán

De Navidad

Este cuento pasa en el siglo XVI en una de esas ciudades de Italia que gobernaba un tirano. Llamémosla a la ciudad, si queréis, Montenero, y a su tirano, Orso Amadei.

Orso era un hombre de su época, feroz, desalmado, disimulado en el rencor, implacable en la venganza. Valiente en el combate, magnífico en sus larguezas y exquisito en sus aficiones artísticas, como los Médicis, festejaba en su palacio a pintores y poetas y recibía en su cámara privada a los sospechosos alquimistas de entonces, que si no consiguieron fabricar oro, no ignoraban la fórmula de destilar activos venenos.

Cuando a Orso le estorbaba un señor, le atraía, jurábale amistad, comulgaba con él -¡horrible sacrilegio!- de la misma hostia, le sentaba a su mesa..., y en mitad del banquete el convidado se levantaba con los ojos extraviados y espumeante la boca, volvía a caer retorciéndose..., mientras el anfitrión, con hipócrita solicitud, le palpaba para asegurarse de que el hielo de la muerte corría ya por sus venas.

Con los villanos no gastaba Orso tantas ceremonias: los derrengaba a palos, o los dejaba consumirse de hambre en un calabozo.

Orso era viudo dos veces: a su primera mujer la había despachado de una puñalada, por celos; a la segunda, la única que amó, se la mató en venganza Landolfo dei Fiori, hermano de la primera. Ésta no había dejado hijos: la segunda, sí: una hembra y dos varones. Perecieron los varones en un oscuro lance militar, una emboscada que tal vez preparó el mismo Landolfo, y quedó la niña Lucía para continuar la maldita familia de Amadei.

Discurría ya su padre el príncipe con quién desposarla, cuando Lucía declaró que deseaba tomar el velo. Orso se desesperó, porque a su manera, adoraba a aquel último retoño de su raza; mas no hubo remedio; la voluntad de Lucía se impuso, y la niña entró en un monasterio de la Orden de Santo Domingo, en que había florecido Catalina, llamada Eufrosina, a quien el mundo venera hoy con el nombre de Santa Catalina de Siena.

La tierna juventud, la cándida belleza y la ilustre cuna de la hija del tirano aumentaron el asombro de su penitencia. En un siglo ya pagano renovó las duras penitencias de edades más fervorosas.

Su alimento era un puñado de hierbas cocidas; su cama, dos quilmas sin paja; su ropa interior, un burdo tejido de Cilicia que llagaba la delicada piel; y cuando se levantaba para orar, en las noches de enero, después de tomar una hora de descanso sobre las losas húmedas, que quebrantaban sus huesos todos, apenas podía sostenerse de debilidad y las palabras del rezo se confundían en su boca.

Porque Lucía, hija al fin de los Amadei, no había nacido para la mortificación y el dolor, sino para agotar las alegrías de la vida, para recrearse en el grato sonido del bandolín, en el armonioso ritmo de las estancias de los poetas, en la magia del color, en la dulce y misteriosa calma de los jardines, donde sonreía la eterna hermosura de las estatuas griegas y sólo el peso de ajenas culpas y el anhelo de la expiación la habían arrojado palpitante de angustia y de terror al pie de los altares, donde a cada minuto recordaba involuntariamente el mundo y sus goces.

Como Catalina de Siena, más de una vez se vio asaltada por tentaciones impuras y por imágenes engañadoras y burlonas; pero abrazada a la cruz, resistió heroicamente; lloró, se hirió las carnes y, al fin, conoció la victoria en la paz que descendía a su espíritu. Arrobos y dulzuras inexplicables sucedieron a los desfallecimientos, y Lucía se sintió consolada.

Llegó Navidad, aniversario de su profesión. Vino la Nochebuena acompañada de mucha nieve; pero cuanto más espeso era el sudario que cubría el huerto del convento, más calor notaba Lucía en su celda solitaria; una ilusión singular le mostraba, al través de los emplomados vidrios, que en lugar de copos de nieve llovían sobre las ramas de los árboles y sobre la dura tierra millares de azucenas nítidas, finas como plumas arrancadas del ala de los ángeles.

Sembrado de azucenas estaba todo, y la blancura del jardín despedía una claridad que alumbraba la celda con rayos de luna, más vivos y lucientes que la misma plata. De pronto, envuelto en olas de luz apacible, Lucía vio a un precioso Niño: una criatura que sonreía, que tendía los bracitos, y a quien la monja recibió enajenada en ellos.

-Esta noche -dijo el Niño amorosamente- he querido favorecerte, Lucía, y en vez de nacer en el pesebre, naceré en la celda donde tantas veces me has invocado.

Lucía permaneció algunos instantes fuera de sí: el favor era extraordinario y, en su humildad, no se creía digna de él. Apenas pudo recobrarse, juntó las manos y se postró implorando al Niño.

-Si quieres que sea dichosa tu sierva, Niño, mi Niño del alma..., concédeme lo que voy a pedirte. ¡Ah!, es cosa grande y difícil; pero si Tú no puedes realizar imposibles, ¿quién los realizará? Acuérdate de lo que he luchado, acuérdate de mis sufrimientos..., y en vez de nacer aquí, dígnate nacer en otro lugar oscuro, horrible, desolado...: el corazón de mi padre, Orso Amadei.

Halagando el Niño con sus manecitas el rostro de la penitente, la miró lleno de tristeza.

-¿Sabes lo que pides, Lucía? ¿Sabes que ese corazón donde pretendes que yo nazca es más duro que la piedra, más sangriento que el cadalso, más fétido que el sepulcro? ¿Sabes que para entrar allí tendré que apartar con mi cuerpo desnudo los espinos y los abrojos y las ponzoñosas hierbas, y sentir cómo se enroscan en mi cuello las víboras y cómo trepan por mis piernas los fríos reptiles? ¡Yo he sabido morir del modo más afrentoso; pero al tratarse de nacer, busqué dulzura y amor; nací entre sencillos pastores, no entre lobos carniceros! En fin, Lucía, ya que has combatido por mí, no he de negarte lo que deseas... ¡Esta noche, mi establo de Belén será el corazón de fiera de tu padre!

Al oír la promesa del Niño, Lucía experimentó tan súbito gozo, que no lo pudo resistir. Cayó inerte sobre las losas. La luz, la visión, el perfume de las azucenas, todo desapareció, y al través de los emplomados vidrios sólo se vio el huerto amortajado de nieve.

A aquella misma hora, Orso Amadei celebraba un festín en su palacio; mejor que festín hay que decir orgía. No era una cena donde los dichos agudos y las alegres historietas hiciesen volar las horas, y en que la presencia de las damas, incitando a la galantería, contuviese a la brutalidad. De estas cenas había dado muchas Orso; pero también gustaba de otras más desenfrenadas, a que sólo asistían sus capitanes semibandidos, sus bufones y sus familiares, gente cínica y perversa.

Si se mezclaba con ellos alguna mujer, era la infeliz juglaresa sorprendida en la plaza pública, y que, después de servir de ludibrio a los convidados, aparecía al día siguiente con el cuerpo acardenalado, medio muerta, arrojada en cualquier callejuela de la ciudad. Aquella noche, Ridolfi, uno de los capitanes de Orso, había anunciado mejor presa: justamente acababa de cazar a una joven muy linda, ¡peor para ella si andaba a tales horas por la calle! Alborotáronse los bebedores; Orso, riendo a carcajadas, ordenó que trajesen a la jovencita, que entró, empujada por los soldados, temblorosa, desgreñado el rubio pelo, y los hombres se engrieron al verla, porque era en verdad soberanamente hermosa.

Orso clavó en ella sus ojos impúdicos; tendió la mano, apartó los rizos de oro..., y asombrado se echó atrás; en la niña desvalida, dispuesta allí para ultrajarla, veía el rostro de su hija Lucía, las mismas facciones, las mejillas, la frente, sonrojada de vergüenza.

-Soltad a esa mujer -gritó Orso-. Que la acompañen a su casa con el mayor respeto. Que nadie le haga daño... ¡Ay del que toque un cabello de su cabeza! Que se la trate como a mi persona...

Los beodos, atónitos, obedecieron sin comprender. Continuó el festín; pero Orso, preocupado y sombrío, no apuraba la copa. Deseoso Ridolfi de animarle, hizo una seña, entendida al vuelo, y pocos minutos después, un preso moribundo de hambre fue traído a la sala del banquete. Solían divertirse en sacar de su mazmorra a uno de éstos, a quienes desde días antes privaban de alimento; sentarle a la mesa, ofrecerle algún exquisito manjar, y cuando iba a engullirlo, sollozando y aullando de contento, se lo quitaban de la boca y le vertían en ella la ardiente cera de los hachones que alumbraban la orgía.

El preso era joven, y Orso, bromeando, le tendió un plato de asado, humeante, y una copa de «Lácrima»; mas al verle de cerca, profirió una imprecación. Los ojos que le fijaban con doloroso reproche desde aquella extenuada faz de mártir, la boca que le daba las gracias, eran la boca y los ojos de Lucía, su propia mirada, que el padre no podía desconocer, mirada de reflejo cariñoso, luz del alma que busca otra luz igual.

-Que suelten a éste -mandó Orso-. Antes, dadle bien de comer cuanto desee. Y regaladle dos jarros de oro, y vino a discreción... Que se le trate como a mi persona... ¿Lo oís? ¡Cómo a mi persona!

Ridolfi, gruñendo, cumplió la orden. Casi al punto mismo en que salía el preso, se presentó en la sala del festín una mujer vieja, con un chiquitín en brazos.

-Piedad, gran señor -exclamaba-, piedad de la criatura que aquí ves. Este pequeño es el hijo de tu cuñado Landolfo dei Fiori, a quien aborreces, y unos soldados, por orden tuya, según dicen, le quieren estrellar contra el muro. Tú no puedes haber dado tan cruel orden, y yo le pongo bajo tu amparo.

Al nombre odiado de Landolfo, Orso se estremeció de furor, y desnudando el puñal, iba a atravesar la garganta del pequeño...; pero éste, apacible, le sonreía, y su sonrisa era la sonrisa encantadora, inolvidable, de Lucía cuando su padre la acariciaba, en los días de la niñez.

Orso, vencido, cayó de rodillas, y golpeándose el pecho empezó a acusarse en voz alta de sus pecados; porque Jesús, fiel a su promesa, acababa de nacer en aquel corazón más oscuro que el abismo infernal.

A la mañana siguiente, Orso recibió la noticia de que su hija había expirado a las doce en punto de la noche.

El tirano se ató una soga al cuello, recorrió descalzo las calles de la ciudad, pidiendo perdón a los habitantes, y, apoyado en un bastón, se alejó lentamente. Nunca se volvió a saber de él. ¡Dichosos aquellos en cuyo corazón nace el Niño!
TOMADO DE LA NET

«La Época», 1896.



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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Jue Dic 19, 2013 09:21

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estimado/a amigo /a secreto,
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Jesús en la Tierra

Voy a contaros un cuento de la gran Noche, que me refirió un viejo peregrino, cansado ya de recorrer todos los caminos y senderos de este mundo y deseoso únicamente de recostar la cabeza en una piedra y morir olvidado. Si el cuento es algo sombrío, atribuidlo a la fatiga y a las muchas desventuras del que me narró esta especie de sueño.

La Noche de Navidad en uno de estos últimos años, habéis de saber que nuestro Señor Jesucristo en persona quiso bajar a la Tierra y recorrerla, porque como nadie ignora, si ha leído el texto santo, las delicias de Jesús son morar entre los hijos de los hombres.

Dejó, pues, su trono y su asiento a la diestra del Padre, y ocultando la majestad y belleza de su aspecto bajo forma que no deslumbrase a los ojos mortales y que a veces ni aun fuese visible para ellos, descendió al mundo, deseoso de encontrar piedad, amor y fraternal regocijo. La Naturaleza parece asociarse a la solemnidad del día: en el firmamento, claro como una bóveda de cristal, brillan los astros de oro y de esmeralda pálida, titilando cual una mirada cariñosa: ni corre un soplo de aire, ni una partícula de humedad condensada en figura de nubecilla empaña la magnificencia de la hora nocturna.

En el polo, cuando se apoya sobre la helada extensión el pie sagrado de Jesús, enciéndese súbitamente, como para festejarle, una espléndida aurora boreal: reflejos abrasadores, purpúreos y anaranjados, colorean la nieve y arrancan de los enormes témpanos centelleo diamantino. Mas ¿qué le importa a Jesús la magia del espectáculo? Lo que Él busca es luz de aurora en los corazones; le atraen los fenómenos del alma, no los juegos de un meteoro en las rocas insensibles y en las heladas estepas.

Y pasa adelante.

El primer lugar donde encuentra hombres, es una llanura árida, el fondo de un valle que altas montañas limitan y coronan. Hombres, sí, cubren el suelo, apretados como la mies cuando la tumba la guadaña del regador; pero hombres inmóviles, yertos, crispados, en posiciones violentas; y en sus rostros lívidos vueltos hacia el cielo resplandeciente de dulce claridad estelar, en sus ojos abiertos y sin mirada, una expresión de rabia o de espanto persiste, a despecho de la muerte... Porque son cadáveres los que cubren la llanura, y la llanura es un campo de batalla.

Jesús, pensativo, los contempla breves instantes. En los pechos abiertos, las heridas bermejas parecen bocas; en las frentes destrozadas, los negros coágulos de sangre mariposas fúnebres de esa horrible especie llamada Atropos, que lleva sobre el corselete la figura de una calavera. Algunos de los hombres que yacen en la llanura respiran todavía: prestando oído se percibe su ronco estertor agónico. Una mujer anciana, deshecha en llanto, amparando con la mano trémula lucecilla, cruza inclinándose para ver los rostros: busca tal vez a su hijo entre los muertos. Un caballo sin jinete pasa, olfateando la carnicería y huyendo enloquecido...

Y Jesús sigue, se aleja.

Entra en una ciudad populosa. Por las calles circula gente alborozada, gozando la deliciosa templanza en una noche tan apacible como las primaverales. Voces vinosas entonan cantos desafinados; las guitarras acompañan con su rasgueo procaz coplas equívocas; las panderetas repican incesantemente, y discordes sonidos de rabeles, zambombas, chicharras, carracas de metal, se enzarzan en el aire cual brujas volando al sábado. La multitud, desparramándose por las calles, se arremolina ante los cafés atestados, sofocantes de calor; a veces, un grupo se cuela por la puerta de alguna hedionda tabernucha, de donde salen pateos, algazara, blasfemias y vaho de aguardiente.

Ante una de estas innobles guaridas se para el Nazareno. Ve allá en el fondo un grupo alrededor de una mesa: dos hombres y una mujer. Ella da cuerda a entrambos; los provoca, los enreda; ellos beben copa tras copa, y disputan. El uno arroja un vaso a la cara del otro; el vaso se hace pedazos, el hombre se incorpora chorreando heces de vino mezclado con sangre. Los demás bebedores intervienen, amontonan al sano, aplacan al herido, le enjugan la faz, bromean, obligan a los adversarios a reconciliarse, les incitan a que se abracen riendo; el sano tiende los brazos con cordialidad y sin recelo alguno; el herido desliza en el bolsillo la mano abierta; corta el aire el relámpago de una navaja y cae un hombre con el pulmón partido.

Jesús se desvía, sigue andando, y ve un portal grandioso, iluminado, sostenido en columnas de rojo mármol con capiteles de bronce. Sube la escalera, que revisten densas alfombras y decoran nobles tapices de batallas y cacerías, y penetra en una antecámara de vastas proporciones, donde hacen la guardia criados de calzón corto y armaduras ecuestres auténticas. La antecámara da acceso a un saloncito sin muebles, alumbrado por centenares de globos eléctricos, y en el fondo del saloncito, bajo celajes de tul fino batidos como espuma, aparece un encantador Belén, un Nacimiento para niños millonarios, obra de arte más que de ingenua devoción. Al través de los campos y de los oteros imitados con musgo y piedra pómez, salpicados de palmeritas enanas, y de sicomoros gentiles y diminutos, se deslizan murmurando riachuelos naturales, que sin duda algún ingenioso mecanismo hidráulico hace correr. De los montes de piedra pómez, en cuyas cimas reluciente polvo blanco remeda la nieve, desciende el torrente Cedrón, y del césped verdadero de los jardines se lanzan y se pulverizan en el aire enhiestos surtidores. Un lago en miniatura refleja en su cristalino seno las torres de Jerusalén, el circuito de sus murallas, las cúpulas del templo y los apretados olivos del huerto de Getsemaní, que trepan por la ladera. Los mil pintorescos detalles de los nacimientos no faltan en éste, sólo que las figuras, perfectamente modeladas, son muñecos primorosos, y desde el grupo de pastores que se arrodilla como en éxtasis, hasta los Reyes Magos que, caballeros en sus dromedarios, asoman por una garganta salvaje, todo revela la mano del hábil escultor. El prodigio es la gruta; hecha de cristales de roca menudísimos y cristalizaciones de amatista, se irisa con múltiples cambiantes al herirlas la luz del foco eléctrico en forma de estrella, que, suspendido de un hilo de perlas, oscila a gran altura. Y en la gruta deslumbradora, entre un asno y un buey de plata cincelada, la Virgen, de oro, vela al Niño, de oro y esmalte también, con la cabecita de madreperla. Para ostentar dignamente aquel grupo, joya de la orfebrería florentina del Renacimiento, tal vez de Benvenuto Cellini aquellas efigies en que la riqueza de la materia compite con lo inestimable de la ejecución, se ha armado, sin género de duda, el Belén suntuoso, y han corrido los torrentes y las cascaditas bajo las palmeras y los olivos.

Lo extraño era que no hubiese nadie, nadie absolutamente, en el salón; nadie para admirar tal maravilla, nadie para acompañar al Niño Jesús de oro y piedras, a fin de que no helase en su gruta de cristalizaciones, entre los reflejos violáceos de amatista y los destellos multicolores de la diáfana roca... Y sin embargo, el palacio no debía de estar desierto, sino al contrario, lleno de gente: se notaba en la atmósfera esa vibración, esos efluvios tibios que solo produce el aliento de muchos hombres y mujeres reunidos para una fiesta. Del fondo de una galería llegaba a veces prolongado murmullo, las rotas cadencias de una música alada y sensual, el gorjeo de las risas. Jesús adelantó y se encontró en la galería, bello jardín de invierno, decorado por gigantescas plantas y árboles de remotos climas, gomeros y lantanas de enormes hojas, ciccas y pandanos de complicada estructura semejantes a pagodas y obeliscos de porcelana verde. Esparcidas por el jardín se veían las mesas donde cenaban alegres grupos, mujeres engalanadas, acribilladas de pedrería, hombres que ostentaban sobre la solapa de raso de su frac grana gardenias ya mustias por el calor. La orquesta de cuerda, oculta en un quiosco árabe que revestían floridas enredaderas, acompañaba suavemente el rumor de las conversaciones y de las carcajadas melodiosas, el ticliteo de las transparentes copas que el champaña orlaba de espuma, y el levísimo choque de los platos, que la destreza de los criados amortiguaba lo posible. Era una lujosa cena de Navidad. Jesús retrocedió, volvió al salón del Nacimiento, donde se vio otra vez en el establo, niño y solo. El roce de unos pasos sobre el pavimento de incrustaciones de madera se dejó oír, y una mujer, una jovencilla, de ojos azules, de blanco traje apenas escotado, penetró en el saloncito, fue derecha al Belén, y envió una tierna sonrisa al Niño, que contempló despacio con amor. Después, como el que tiene que ocultar una escapatoria, volvió precipitadamente a la galería, donde tal vez la echasen de menos. Era la hija del dueño de la casa. El Niño de oro ya no sentía tanto frío, y Jesús, extendió la mano, bendijo a la doncellita, la única que se acordaba del Misterio...

Salió del palacio sin volver atrás la vista, y alejóse del pueblo, de la gran ciudad corrompida y fangosa, como se había alejado del siniestro y sangriento campo de batalla. Un cambio repentino en la atmósfera presagiaba temporal; nubarrones densos y oscuros como plomo corrían por el cielo; ráfagas de cierzo glacial azotaban los árboles, y se oía el mugir pavoroso del mar rompiéndose contra los escollos. Jesús se encontró en una aldea de pescadores, mísero grupo de chozas, colgado a guisa de nido de gaviota en una escotadura de la costa salvaje. A pesar de la hora, bastante avanzada para gente que suele economizar luz, nadie duerme en la aldea.

Ábrense de golpe las puertas de las cabañas, y hombres y mujeres, provistos de faroles encendidos y de largas pértigas, de bicheros, de cestos y de sacos, se dirigen en tropel hacia la playa, despreciando el viento que les azota el rostro y la lluvia que empieza a caer sacudida por las rachas furiosas del huracán. Imponente aspecto el del Océano: olas gigantescas, con cresta de espuma, se encrespan descubriendo abismos, y el sulfuroso zigzag de un relámpago alumbra en el fondo de una sima a una embarcación que corre sin rumbo. Los ribereños alzan las luces, las hacen brillar, y el barco, que en ellas cree distinguir la salvación, el puerto amigo, maniobra hacia la costa, y, precipitándose, va a chocar contra el bajío donde se clava despedazado.

Los náufragos, que a la luz de otro relámpago habían podido verse sobre el puente, en actitud de terror y desesperación, se arrojan al agua, asidos a tablas, cogidos a cuerdas, montados sobre barriles; y luchando con las monstruosas olas, que los sacuden y zapatean contra el peñascal, nadan desesperadamente para alcanzar la playa, en que brillan y corren las luces, en que ven agitarse seres humanos. Y entonces se verifica algo espantoso: los que en la playa esperan a los náufragos, al verlos llegar moribundos, con las pértigas, con los bicheros, con remos, con palos, con cuchillos, los rechazan hacia el agua otra vez; pero antes los despojan de la cintura de cuero en que salvaban oro y papeles de la cartera que se ataron bajo el sobaco al comprender el peligro, de la ropa, de cuanto poseen; y por si las olas tardasen en hacer su oficio, aturden a los infelices de un golpe en la cabeza, y así los arrojan al piélago, inertes ya. Y danzando de júbilo, gruñendo como canes por el reparto del botín, esperan la madrugada al pie de los escollos, para recoger los despojos del buque que el mar escupiría bien pronto, aprovecharse de la feliz albana y celebrar después con grosero y copioso banquete el día de la Natividad del Señor...

El Redentor ha huido de la playa, sus ojos están nublados, su alma triste hasta la muerte, según estaba cuando sudó sangre en Getsemaní. Y su corazón, abrasado de caridad como nunca, insaciable en amar a los hombres, siente las espinas de la corona que se le clavan, agudas e invisibles. ¡Para esta raza había nacido en el establo y había muerto en la cruz!

Entrando en una de las cabañas que los pescadores dejaron desiertas al salir a su horrible pesca de náufragos, divisa, en un rincón cerca del fuego, un niño arrodillado. Al verse tan solo, el rapaz ha tenido miedo, se ha acercado al hogar buscando abrigo, y reza buscando amparo y protección. Jesús le coge en brazos, le besa, le acuesta, le pone la mano en los ojos y le deja tranquilamente dormido, soñando con los ángeles. Y al ascender otra vez al cielo, se lleva Jesús en el hueco de la mano cuatro perlas: las lágrimas de una madre que buscaba a su hijo en el campo de batalla; el orar de un hombre que pide le sea perdonado un agravio; la sonrisa de una doncella, y la oración de un inocente.


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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Vie Dic 20, 2013 18:24

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,
Ayer no no pude regresar por fuerza Mayor, no me he olvidado de ti , y aquí estoy
muy tempranito.

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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Vie Dic 20, 2013 18:48

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,
Ayer no no pude regresar por fuerza Mayor, no me he olvidado de ti , y aquí estoy
muy tempranito.

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Romantyka
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Re: Toc, toc.. Aquí estoy para el amigo secreto.

Mensaje por Romantyka » Sab Dic 21, 2013 17:22

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Buenos días estimado/a amigo /a secreto,
y aquí estoy buevamente tempano son 05:35 am
Escuchaba esta canción Navideña y la traigo para que escuchemos juntos..

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LOS PECES EN EL RIO


Pero mira cómo beben los peces en el río
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido
Beben y beben y vuelven a beber
Los peces en el río por ver a Dios nacer.

La Virgen está lavando
y tendiendo en el romero
los pajaritos cantando
y el romero floreciendo.

Pero mira cómo beben los peces en el río
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido
Beben y beben y vuelven a beber
Los peces en el río por ver a Dios Nacer.

La Virgen se está peinando
entre cortina y cortina
los cabellos son de oro
y el peine de plata fina.

Pero mira cómo beben los peces en el río
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido
Beben y Beben y vuelven a Beber
Los peces en el río por ver a Dios nacer



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