
plácido velo,
mirada cristalina
colmada de misterios,
brisa perfumada
surgiendo de tus olas,
manantial de vida
que silencioso guarda
los íntimos secretos
de lágrimas lejanas…
Noches, fuego,
luna, estrellas,
tú y yo,
océano baluarte
de penas juveniles,
nostalgia de tus voces,
susurros en mi oído,
cuando en la suave arena,
sutil, me cautivaste,
y con labios de espuma
me invitaste a amarte,
bajo ese cielo alado,
pintado de gaviotas…
Vuelvo a ti ahora y te reclamo,
esa promesa férrea
de nulas soledades…
Y besaré tu cuerpo,
desnudo, rendido
y solitario…
© 2008 Ignacio Araya Dinamarca
Julio 07