He vuelto a sentir los trinos, me los trajo un nuevo amor
viéndome sola en el nido fui abrigada en su calor.
Mas, olvidarte del todo, no puedo, te mentiría,
tú fuiste mi ave querida, a él le entrego hoy mi vida
por devolverme la paz con su amor y su alegría.
Se vuelven a escuchar los trinos
pero no son los de aquel pajarillo peregrino,
que una vez inundaron los hermosos mares
que se agitan en el pecho de una gran mujer,
éstos son trinos de poesía pura
que devienen de una milagrosa pluma
que sostiene un gran corazón
incapaz de guardar rencor.
Mi bella compañera, tienes un alma única!
Ahora si, mi hermanita del alma mía, en nuestro Bar se ha abierto el cielo -sin luna ni sol- sólo para verte volar a ti como un ave hermosa y eterna. Desde aquí abajo levanto mi caballito para decirte ¡salud! y a sí brindar por las cosas bellas que el tiempo nos ha dejado: besos, caricias, lunas, atardeceres, mares, suaves sombras y… ¿por que no? también por las dulces lágrimas derramadas por un amor, y digo dulces porque cuando se ama o se amó de verdad nada resulta amargo después de la tempestad.
Mi querida amiga nunca dejes de volar te lo pido por favor así como también te pido que de vez en cuando bajes para podernos abrazar.
Venga mi querida Poeta descienda un momentito para aventarnos un cruzadito con unos caballitos de cuervito bien heladito, o bien, tu vienes o yo subo ¿te imaginas un brindis en el cielo? Que más da mejor subamos todo nuestro Bar al cielo
.
Recibe un gran saludo de ésta humilde alma, compañero, secretario, doctor, ave de cuello desplumado, admirador, mariachi y amigo que te quiere tanto per secula seculorum
Ivánovich pielroja