Por las tardes,
iba sola a aquel lugar
por donde se ocultaba el sol.
A solas dejaba escapar
de sus ojos unas lágrimas,
y de su boca un suspiro.
Mirando la puesta de sol
empezaba a pensar,
en tiempos que había sido feliz
y que tal vez, no volviesen mas.
Se sentaba entre los pinos
y miraba hacía el mar,
y sola allí esperaba,
la llegada de alguien mas.
Pero nadie allí llegaba
y sola otra tarde mas,
las lágrimas de sus ojos
la volvían a mojar,
la cara y los pensamientos
que no la dejaban en paz.
Lanzaba preguntas al viento
y nadie la respondía,
de sobra ella conocía,
sus penas y sentimientos.
Pensaba en algún milagro
que el cielo pudiese hacer,
traer hasta allí a su amado
antes del anochecer.
Pero el cielo no hacía nada
y todo volvía a ser,
como había sido siempre
como había sido ayer.
El mismo sol de mañana
y el mismo al atardecer,
su amor jamás comprendido
y el recuerdo de un amigo,
al que no quiso querer.
Sir Lancelot de Camelot
Un saludo de vuestro amigo,Andrés.