
A ti, joven guerrero solitario,
que la dificultad es tu camino,
dónde muchas batallas te quedan por librar,
un consejo te voy a dar.
Que las estrellas no te confundan,
porque no son como se aprecian,
y que la Luna, que tanto ansías,
no te haga cambiar de rumbo.
Camina hacia adelante
y no mires atrás,
que el camino realizado,
es fruto de lo que serás.
Y recuerda: cuándo te ciegue la oscuridad,
intenta buscar una luz
y, al verla, dirígete hacia ella.
Te estaré esperando.
Bueno, que más te voy a decir,
me despediré quizás,
yo me voy a quedar aquí,
y tu otro viaje has de realizar.
Así que te digo adiós
con la mano en el corazón,
me ha encantado conocerte
y espero volver a verte.