SONIDOS REGOCIJANTES
No olvidemos el placer
de escuchar los sonidos
es algo maravilloso
en la tierra en que vivimos.
Algunos son muy suaves
como el hálito de un niño
y otros más bulliciosos
la cigarra y su chillido.
El piar de los polluelos
que arrullados por el río
se dejan oír en el campo
junto a la risa de niños.
El tronar de una cascada
con su luminosa vertiente
palpitante de animación
junto a las flores silvestres.
El gorjeo de un pajarito
y el suave rumor del viento
se perciben entre las hojas
y es muy grato lo que siento.
Los bellos patos silvestres
que con gran algarabía
remontan el vuelo al cielo
en muy ruidosa gritería.
El concierto extraordinario
de las aves en el parque
junto a la fuente de agua
y su rumor tan sedante.
El tenue chapaleteo
de la llovizna en la acera
en una noche de invierno
con su rumor nos sosiega.
Y cuando el viento brama
las fuerzas del aire
despliegan todo su poder
y sus sonidos peculiares.
LEONOR