Porque gracias a que mi sentir nunca vio la luz
Hoy te observo desde las sombras en brazos de otro.
Tu aura pálida y llena de calor
Ahora se me antoja turbia y rebosante de soberbia.
En esta noche de cuervos que susurran en mi oído
Me siento aquí a limpiar mis alas
Ruídas del óxido de tus labios.
Aprenderé a vivir al margen de tu cariño
Y a no utilizar las letras de tu nombre en mis versos.
Pagaré mi diezmo a la envidia de tus ojos de yeso
Aullándole a la luna mis sufrimientos de niño.
Perpetraré en mi cuerpo manantiales de arrepentimiento
Auspiciando un rojo amanecer.
Cuando las últimas luces se apaguen
Juraré ya no volverte a ver.
Esta noche es para siempre, para nunca,
Para que sepas que mi alma
Ya no encuentra cobijo
En esta carcaza a la que llamo cuerpo.
Por eso no mitigaré mi dolor
Ni atentaré otro arrepentimiento.
Ya del otro lado quemaré mis naves
Y las veré naufragar desde la costa.
Siempre, nunca,
Adiós amor prohibido.
Hoy te observo desde las sombras en brazos de otro.
Tu aura pálida y llena de calor
Ahora se me antoja turbia y rebosante de soberbia.
En esta noche de cuervos que susurran en mi oído
Me siento aquí a limpiar mis alas
Ruídas del óxido de tus labios.
Aprenderé a vivir al margen de tu cariño
Y a no utilizar las letras de tu nombre en mis versos.
Pagaré mi diezmo a la envidia de tus ojos de yeso
Aullándole a la luna mis sufrimientos de niño.
Perpetraré en mi cuerpo manantiales de arrepentimiento
Auspiciando un rojo amanecer.
Cuando las últimas luces se apaguen
Juraré ya no volverte a ver.
Esta noche es para siempre, para nunca,
Para que sepas que mi alma
Ya no encuentra cobijo
En esta carcaza a la que llamo cuerpo.
Por eso no mitigaré mi dolor
Ni atentaré otro arrepentimiento.
Ya del otro lado quemaré mis naves
Y las veré naufragar desde la costa.
Siempre, nunca,
Adiós amor prohibido.