De la pluma y las palabras,
Yo escribo lo que siento.
No soy pluma, ni poeta
Pero para gran consuelo.
A mis versos aunque truchos
Yo los creo, son mis hijos.
Los parí con los dolores.
Los concebí con los placeres
Rengos tuertos, contra hechos.
Más, los amo porque tienen savia
de mi cuerpo.
Más de sabias ¿quien las cree?
Alimentadas a golpes,
Llorones y bullangueros,
Cursis, necios, cambiantes como la vida.
Ya quisiera que aprendieran
De los poetas mis amigos.
No soy nada lisonjea.
Me doy de poeta y me río de lo escrito.
Más avento nuevos críos, son tan míos.
