
Se que todo es posible aún sí no lo quiero.
Tú amor vendrá a mi vida sólo porque sí.
Yo seguiré cantando como un rio con su esmero,
de cruzarme con tus aguas y morirme en ti.
En este deseo profundo te necesito,
como necesita la fuente, el agua que brota.
Se refleja el ocaso en tus ojos infinitos,
naciendo una estrella en el fulgor de tú boca.
La lluvia mojará mi alma calmando esta fiebre
y la sed de mi deseo tendrá el nombre tuyo.
En ese instante tú suspiro se pierde,
derrumbandose en mis labios, el templo de tú orgullo.
Y la nieve tendrá su triste destino,
con el calor que se empaña en la ventana.
¿Quién piensa en la oscuridad y el frío,
cuando se duerme el sol en nuestra cama?
Y de las aguas que brotan de mis deseos,
te entrego el alma con pasión y ternura.
Tú amor es el rocío cayendo del cielo,
en la clara imagen, mi arcoiris de luna.
PENUMBRO