con ridículo asentamiento de abrojos,
va descubriendo líneas en singular tetra
el poetastro que escribe con los ojos.
Su mano amargura muestra en desacierto
locura, demente que estriba sin hermosura,
hacer daño siente, con su corazón muerto
el poetastro de rustica y febril cinceladura.
Conquistador de verso falso, indecible
corazones borra a su paso con ligereza,
su maleza impregnada ya testaruda
la plasma el poetastro, poesía impasible.
Corrupto servidor de mente desviada
se encontró con la belleza perplejo,
que el poeta dejo sembrada en el espejo
donde antes no se reflejaba nada.
Confundido en rima asonante sincera
no supo de su nombre de poetastro,
pues el poema lo declaró una quimera
cuando él se creía que era un astro.
Derechos Reservados Ecua@2012