
Ya no sufro en cada nueva madrugada
ni me duermo con el eco de tu risa
ni despierto con aromas a vainilla
acunada por tus brazos traicioneros
Ya no hay rosas olvidadas y marchitas
que recuerden cada día tu partida.
Ya no cantan para ti las golondrinas
Y ese piano arrumbado en mi desván,
ya no llora por tu ausencia y tu abandono
Ya no sueño con tus ojos color cielo
ni desojo margaritas en silencio
ya mis ojos, no mendigan tu mirada
ni escudriñan en la lluvia tus pisadas
ni mi llanto se confunde con la lluvia
Ya no canta mi guitarra en cada nota
tu nombre perdido en la distancia.
Ya olvide el sonido de tu voz,
cada beso, cada verso, cada sueño
cada llanto a solas en mi cama