
Con mi nariz percibí
el aroma de tu primavera,
ahora otoño.
Con ella adiviné
tus ansias casquivanas
por mi piel.
Tu esencia se aproximó
y quedó prisionera
en mi olfato.
Cual azahar veraniego
tu fragancia estival
caló fantasías en mi ser.
Con mi nariz
recibí el perfume
de tu tez,
cual hoja de papel
ahora amarilla,
se desvanece en el viento.
Pronto el azar
dividió el bálsamo
que envolvía
nuestros cuerpos.
Llevándote mi nariz
adherida al recuerdo.
Devuélveme mi nariz
te ruego en silencio,
empero devuélvemela
con tu aroma en su olfato
para así degustar
nuevamente de tu cuerpo.