
Sepulturero siento tu andar
hollando la fosa del desengaño,
álgido te acercas,
enterrando tus olvidos
con mi pobre y ya lejana existencia.
Sepulturero de sentimientos,
con pica y pala arremetes
contra la herrumbre del recuerdo,
te alejas temprano y silente
con la penumbra desnuda en tus brazos.
Esta vereda te acerca ligero,
más eres alma indómita
que se refugia en la sombría cruz
de esta mi cripta, esta mi estancia,
esta mi penitencia majadera.
En este gélido y solitario sepulcro
me entierro con la humedad de mi angustia,
abrazada el desatino de la incertidumbre,
ahogada en el delirio de este por qué
que me lía con la sábana del perdón.