donde el río abraza su cauce.
Las marcas siembran mi cuerpo
y la inocencia sigue con la edad.
Con tiempo de conocer la soledad
aclamé tantos sueños venideros
y llamé al mundo refugio y luz
esperando ver en ti mí libertad.
Quizás nací del rio,
del bejuco, del cauce;
Soy un bosque que crece
enamorado, creyendo poder amar.