A UNA AGONÍA DE TI
Necesito un poema, necesito de veras
ese grito caliente de la melancolía
que muere entre tus labios. Como dos regaderas
que tras aguar el verso se quedan sin poesía,
el monstruo de la lluvia que en tu boca toleras,
entro en cólera muda, sin paladar ni encía,
tan solo lengua y ojos, como si me supieras
solo a beso. O a espíritu, a voz de luz vacía
que se baña de soles hasta hacerse de alma
-eso es en tu día mi vocación de hombre-
la sed. Y Mis futuros alborotan su palma
en bolas de cristal. Burbujas, que me asombre,
que hasta salten los charcos para volar la calma
de mis párpados. Cueva, sal de tu nombre.
Necesito un poema, necesito de veras
ese grito caliente de la melancolía
que muere entre tus labios. Como dos regaderas
que tras aguar el verso se quedan sin poesía,
el monstruo de la lluvia que en tu boca toleras,
entro en cólera muda, sin paladar ni encía,
tan solo lengua y ojos, como si me supieras
solo a beso. O a espíritu, a voz de luz vacía
que se baña de soles hasta hacerse de alma
-eso es en tu día mi vocación de hombre-
la sed. Y Mis futuros alborotan su palma
en bolas de cristal. Burbujas, que me asombre,
que hasta salten los charcos para volar la calma
de mis párpados. Cueva, sal de tu nombre.