Hoy que la mesa se presenta
con matices de distintas primaveras,
te dejo mi voz en letra muerta,
el aliento poco, a mi madre bella.
Hoy que mis voces transitan los aires,
abrazos y festejos por muchos lugares,
mascullo en silencio mis versos desiguales,
te dedico muy quedo, mis líneas finales.
Hoy que bocinas y timbres sacuden
la calma de las casas normales,
susurro mi verbo sin fallas gramaticales,
deletreo callado, las frases finales.
¡Dios mío! Y digo llamarme poeta
con poco nombre y muchas esquelas,
no puedo regalarte en tramos finales
esta poesía que escribí, en ratos desiguales.
Deja madre que hoy realce en secreto,
lo que a la vista por nosotros has hecho,
entregaste tu vida suprimiendo tus males,
nos diste el ejemplo, apagaste mis ayes.
Hoy permítete reservarme una pieza,
bailar con usted lo que mi padre empieza,
aquella guaracha que tanto festeja,
recordando años idos, que no se olvidan.
Hoy te dejo mi excusa en líneas finales,
la débil explicación a mis errores mortales,
se que hay perdón en tus miradas agradables,
aunque me sienta ruin, en distintos lugares.
Pero brotan mis versos con nostalgia indicada,
por no ser buen hijo y lastimar tu morada,
hoy quiero tu perdón sin pedirlo,
pedirte y negarme lo que te solicito.
Hoy me despido con la sal entre mis renglones,
donde lloro mi culpa y mis macabros errores,
fui poco o nada entre tantos afiches,
soy el lunar en tono marfil, que tu elegiste.
Hoy quizás apene tu día con mi escribir,
lastime ese corazón sin quererlo consentir,
pero es la verdad y soy la nada de tu existir,
quizás un accidente, que no... Debió ocurrir.
Ángel Fanarraga
BLASÓN