nos regala el día en la mañana
despertando a durmientes, no princesas,
que caminan hacia la nueva jornada.
Siente el viento que abraza tu cintura
y hacer removerse tu cabello,
disfruta de la hermosa galanura
de estar vivos, en otro día bello.
A Dios agradezco esta dicha
de sentirme viva y respirando,
es tanto, tanto...que nadie se fija
que este es un día más regalado.
No llores, no te lamentes por lo ido,
da gracias por lo que ahora atesoras.
No importa si es poco, es bastante
para sentir bullir la vida en esta hora.
Un techo en tu cabeza, un lecho tibio
y una familia que te adora.
Y aún si estás solo, siempre hay alguien
que piensa en ti un momento o una hora.