“
esperando consolar el dolor que me agobiaba
y me perdí a mi misma en lágrimas que no alcanzaron.”

caminando por senderos donde tropecé mil veces.
Ahí, con los pies en la tierra y el corazón en el aire.
Ahí, con los secos ojos y húmeda el alma de deseos.
Soñando imposibles,
añorando cambiar sólo para agradar a otros.

La luna en su soledad se ve espléndida,
pero a veces creo que se parece a mí,
brilla con la luz de aquel que jamás podrá tener
y tal vez le escribe poemas de amor
mientras imagina su rostro en el reflejo del mar que besa.

Silencio que todo lo dice,
espejo que todo lo ve.
Se escabulle el suspiro entre las olas,
de arena, de espuma,
de sal y de huellas que vuelven a borrarse.

Él calienta las rocas de la orilla
Y alimenta la vida de la Tierra
para pintar de verdes los majestuosos árboles
que se inclinarán al verla.

Ella acariciará los ojos del enamorado,
mientras borde estrellas en el cielo
para su oscuro vestido de novia.
Entenderán que a pesar del destino todo es perfecto.

Sin importar otoños, inviernos,
primaveras o veranos.
Sin importar claros u oscuros,
nada resta.

Conjuros de melodías que exploran
el beso de dos bocas que se funden.
Hilos de plata en el abrazo perpetuo,
en el latido que sobresalta cada sentido.
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