una mano izquierda que sostenga mi diestra,
un hombro fuerte con la firmeza de la piedra
para sostener mi cabeza en momentos de tormenta.
Una mirada sincera que traspase el alma
que refleje solo verdades, aunque resulten amargas
y un roce aspero curtido de experiencia
que entregue promesas de noches letargias.
Un te amo que rompa el silencio,
revestido de caricias atrevidas
y un concierto de suspiros contenidos
desbordados en gritos de lujuria.
No pido grandes cosas, tampoco imposibles,
soy mujer como muchas, aunque selectiva
pido lo mismo que yo ofrezco,
un amor sincero, fidelidad y compañia de por vida.