muy cansado del trabajo, pero pensando en tu amor.
¡Ay Cariño...! si pudiera tu belleza contemplar
y así no sentir desdicha, ni tristeza, ni dolor.
Me levantaré temprano para irme a trabajar,
caminando con el sol y también con aguacero,
no me importa la jornada pero tengo que evitar
que tu sufras reina mía, ya no llores, yo te quiero.
Si tu piensas que muy pronto yo ya creo abandonar,
no, mi reina, no me siento desde ahora perdedor,
sólo piensa que debemos tú y yo juntos disfrutar
la alegría de que exista en los dos un mutuo amor.
Peruanita, reina mía, quiero beber de tu miel
saturada de ternura, de cariño y de amor;
la hermosura de tu alma fué labrada con cincel
por la mano prodigiosa y diestra del Creador.
Mi destino está a tu lado, tu destino... junto a mí,
y el amor que nos sentimos no debemos de callar.
Tu me quieres, yo te quiero desde que te conocí.
¡Reina mía y soberana... no te voy a abandonar...!
- - - - - - - - -
Mariano Bequer.
Maracaibo, 24/10/08