Una noche en su morada
el temor lo asaltó.
El lejano golpe de un cristal
cruzó el aire, rompió la calma.
La paz del hombre terminó.
Recorrió con su mirada
la desolada habitación
y descubrió que un viejo espejo
al resbalar hacia el tablado
tal estruendo había causado
que el silencio terminó.
Se acercó hacia los cristales
y observó desconcertado el rostro
de un ser que aunque igual en apariencia
de distinto mirar era al de él.
Para el joven la esperanza terminó.
Retrocedió asustado, incrédulo a su mirada
y sin notarlo al extraño ser preguntó:
“¿Es alguna broma de la noche
o es producto del cansancio?”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”.
“¡Calla!, grita el joven, ¡no sigas!
Eres un temido mensajero
mas responder debes ahora.
¿Acaso el amor que hoy me embarga
será eterno como el cielo?”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”.
La respuesta lo tortura,
sus rodillas no responden;
cae al suelo el pobre joven
repitiendo la sentencia:
“Hoy el juego terminó”.
Desquiciado mira el rostro
reflejado en el cristal
y pregunta sin aliento:
“Acaso has sido enviado
para arrastrarme hacia la sombra?”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”
Rompe en llanto el desquiciado
y con voz casi intangible musitó:
“Soy un hombre enamorado,
de mi amada no me has de alejar”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”
“¿Es que acaso no lo entiendes?
Te lo ruego, por el Dios que te ha enviado.
Perdona mi vida, olvida mi alma,
regresa al reino del terror.”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”
Exaltado toma el cristal
que reflejaba su rostro
y abriéndose la garganta
con su vida terminó.
La luz baña su cuerpo;
el alba lo halló muerto,
ya el sol lo cobijaba.
Esa noche terminó.
el temor lo asaltó.
El lejano golpe de un cristal
cruzó el aire, rompió la calma.
La paz del hombre terminó.
Recorrió con su mirada
la desolada habitación
y descubrió que un viejo espejo
al resbalar hacia el tablado
tal estruendo había causado
que el silencio terminó.
Se acercó hacia los cristales
y observó desconcertado el rostro
de un ser que aunque igual en apariencia
de distinto mirar era al de él.
Para el joven la esperanza terminó.
Retrocedió asustado, incrédulo a su mirada
y sin notarlo al extraño ser preguntó:
“¿Es alguna broma de la noche
o es producto del cansancio?”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”.
“¡Calla!, grita el joven, ¡no sigas!
Eres un temido mensajero
mas responder debes ahora.
¿Acaso el amor que hoy me embarga
será eterno como el cielo?”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”.
La respuesta lo tortura,
sus rodillas no responden;
cae al suelo el pobre joven
repitiendo la sentencia:
“Hoy el juego terminó”.
Desquiciado mira el rostro
reflejado en el cristal
y pregunta sin aliento:
“Acaso has sido enviado
para arrastrarme hacia la sombra?”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”
Rompe en llanto el desquiciado
y con voz casi intangible musitó:
“Soy un hombre enamorado,
de mi amada no me has de alejar”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”
“¿Es que acaso no lo entiendes?
Te lo ruego, por el Dios que te ha enviado.
Perdona mi vida, olvida mi alma,
regresa al reino del terror.”
Su reflejo le responde: “Hoy el juego terminó”
Exaltado toma el cristal
que reflejaba su rostro
y abriéndose la garganta
con su vida terminó.
La luz baña su cuerpo;
el alba lo halló muerto,
ya el sol lo cobijaba.
Esa noche terminó.