He llegado hasta el atrio, donde cuelgas tus retratos
con la paciencia y ternura de quien colgó estrellas en el cielo.
Te he visto de nuevo niña disfrutando de las rosas
reviviendo la nostalgia con la lluvia que alimenta
los lagos cristalinos de los bosques y tus ojos,
lluvia del corazón que nada borra ni erosiona
lluvia que reverdece los infinitos prados de la memoria.
Niña que brinca y corre en la casa de los abuelos
sobre las baldosas que iban a conservar los ecos,
alrededor de las palmera que también fueron creciendo
y lloran por dentro tan bellos momentos.
Mi niña amiga ahora también yo guardo tus recuerdos.
Mi muy querida y admirada amiga con tu hermoso poema me has hechos desempolvar la pluma. Que corra de nuevo la tinta junto a los caballitos de tequila, que la melancolía se vista de nueva cuenta de alegría. Extiéndeme tu mano levántame del suelo, dame un soplo de tu poesía para sentir el cielo, que tu inmenso sentimiento siempre será mi guía.
Mi hermanita del alma con tu maravilloso poema me has sacudido todo por dentro.
¿Qué influencia tienen tus versos? Que cuando los leo tiemblo y hacen que me sienta esclavo y amo del universo, perdón es que estoy escuchando a Javier Solís. Venga mi hermanita entremos al Bar para que me sigas contando más de esa niña en la casa de los abuelos.
Por favor perdóname por estos meses de ausencia, y por alejarme de la poesía ¿Me perdonas?

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Recibe el más fuerte de los abrazos de tu ingrato amigo, doctor ausente, hidrofóbico lanchero, mariachi sin cuerdas, peor aprendiz, desobligado secretario, ave sin ninguna pluma, terminator oxidado, intento de poeta…. pero ser humano que te lleva siempre presente y te quiere con toda el alma.
Peter Ivánovich Pielroja Pan