ni mis días, ni mis noches tienen dueño.
Se escapó la fe, perdí la esperanza,
y he perdido del amor, la confianza.
Ahora no estas, ni te tengo, ni me amas,
ni me extrañas, ni siquiera me llamas.
Por lo tanto, a pesar de no poder olvidarte,
buscaré el coraje, para tratar de mi mente alejarte.
Viviré cada día y cada hora, felíz al encontrarlo,
le dare cariño, tratare más, de conocerlo.
A ti te di, a él le daré, lo que aún no tengo,
pondré mi corazón en ello, así me repongo.
Almatriste.
