en mi alma una honda herida,
pues dejaste marginado
mis cariños y mi vida.
No te hablé de mis dolores
pues no quise preocuparte
porque tuve mis temores
de que puedas angustiarte.
Quizo Dios me toque en suerte
el quedarme solitario,
sólo espero que la muerte
no recuerde mi calvario.
Soy un hombre enamorado
de un amor inexistente
que ha dejado muy marcado
sus palabras en mi mente.
Tus palabras he sentido
como un golpe duro y cruento
porque dejas malherido
mi amoroso sentimiento.
Ahora sigo mi camino
escuchando tus "regaños",
si tu "adios" es mi destino
no deseo mas engaños.
- - - - - - - - -
Mariano Bequer.
Maracaibo, 19/11/70