El juguete más preciado
Publicado: Sab Feb 07, 2009 00:39
Porqué es un ser pequeño,
porqué acaba de nacer,
junto a él posan sus manos,
todos lo quieren tocar.
Dicen cuan hermoso es,
que tiene los ojos claros,
que bonito que será:
la alegría de la casa.
Esas cosas hace años,
me las dijeron a mí...
No se apartan de la cuna,
rien al verle llorar,
los ojos tan encendidos
por cada manotazo que da.
Como niños que al jugar,
emplean una jerga extraña,
le dicen palabras raras
y no cesan de reir.
Cuchi, cuchi, hace años
también me dijeron a mí.
Son felices como nunca,
se convierten en poseedores
de esa vida que ahora empieza
y ya no la van a soltar.
La mujer que lo ha parido,
el hombre que la preñó,
el abuelo y la abuela,
ya no lo piensan dejar.
Eso hace unos años,
también me hicieron a mí.
Me hallo solo en el pasillo,
en un lugar a semioscuras,
de pie, pero cansado,
junto a ellos, más alejado,
en el presente y recordando,
hago un ejercicio amargo
de pensar y seguir callado.
En ese niño a mí me veo.
A mí, pero distinto y deseando
que él no sea como yo,
que no sufra mis engaños,
que lo amen con respeto,
que todo sea equilibrado.
Que no le llenen de besos,
que no lo ahoguen con lágrimas.
Que de él mucho no esperen,
que no carguen plomo en sus alas.
Ojalá que tengas suerte,
niño recién nacido...
porqué acaba de nacer,
junto a él posan sus manos,
todos lo quieren tocar.
Dicen cuan hermoso es,
que tiene los ojos claros,
que bonito que será:
la alegría de la casa.
Esas cosas hace años,
me las dijeron a mí...
No se apartan de la cuna,
rien al verle llorar,
los ojos tan encendidos
por cada manotazo que da.
Como niños que al jugar,
emplean una jerga extraña,
le dicen palabras raras
y no cesan de reir.
Cuchi, cuchi, hace años
también me dijeron a mí.
Son felices como nunca,
se convierten en poseedores
de esa vida que ahora empieza
y ya no la van a soltar.
La mujer que lo ha parido,
el hombre que la preñó,
el abuelo y la abuela,
ya no lo piensan dejar.
Eso hace unos años,
también me hicieron a mí.
Me hallo solo en el pasillo,
en un lugar a semioscuras,
de pie, pero cansado,
junto a ellos, más alejado,
en el presente y recordando,
hago un ejercicio amargo
de pensar y seguir callado.
En ese niño a mí me veo.
A mí, pero distinto y deseando
que él no sea como yo,
que no sufra mis engaños,
que lo amen con respeto,
que todo sea equilibrado.
Que no le llenen de besos,
que no lo ahoguen con lágrimas.
Que de él mucho no esperen,
que no carguen plomo en sus alas.
Ojalá que tengas suerte,
niño recién nacido...
