El Bar de los Exiliados
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- IvanOrtega
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El Bar de los Exiliados
A veces son acariciados por las sombras
de lo que alguna vez vivieron y no pudo ser…
Podrían morir en sus inexorables buhardillas
sin que nadie –ni siquiera Dios- jamás se entere.
Y son los desorientados porque navegan siempre,
por encrespados mares, de espaldas a ese faro
que alumbra los oleajes amansados vueltos pantano.
Se estrellan ahogándose al ritmo de sus corazones,
de los cuales, los “secos”, tan sólo los ecos conservan
escuchándolos, imaginándolos como una preciada tarde,
recuerdo de un rubí que una vez se creyó de carne.
Ellos han encontrado el gran concierto
en el caos que les otorgan las imágenes
esparciéndose por sus noches casi interminables.
Se dejan atrapar por las luces artificiales
concientes de los daños que regalan las bellas quimeras.
La luna es el reflejo de su mortecino rostro,
leucocito en las venas de la inmensidad,
una lágrima de plata iluminando
un olvidado y oscuro mar;
anegados de sombras los renegados
ya no esperan ningún milagro
pues no saben de otro destino que no sea el fin.
Sueñan entre los despojos de sus vidas,
almas en ruinas que pretenden con ideas
forjar ciudades invencibles, incorruptibles,
ciudades que al menos sean de otra inmundicia.
Y miran absortos los negros infinitos
sin siquiera voltear sus ojos al cielo;
se saben abortos de estrellas
arrojados a este muladar del universo.
Unas quirúrgicas manos les arrancaron la paz
un aliento les regresará a la total tranquilidad.
Sus labios son heridas que se abren y cierran,
llagas de recuerdos doliendo cada vez más.
Son los que nunca veras en ritos mundanos
aborrecen las carnicerías, las bestialidades,
y son los otros quienes se atreven a llamarlos Malditos.
Maldecidos por tener oídos para lo que es mudo
y ojos para hundirlos en lo invisible del mundo.
Exiliados por encontrar belleza donde nadie busca,
por saborear lo que no se atreven ni a pensar
aquellos engendros de la “santa” burguesía.
Se declaran perversos aceptándolo con humildad,
siempre presente el mal, lo reconocen para nunca fiarse de él.
Les llaman herejes, porque descreen del antiguo testamento,
y así cumplen con su parte para salvar al Cristo,
a Jesús que vino a santificar el nombre de Dios:
¡el Señor ya no es venganza ahora es tan sólo amor!
Sin hundirle con martillos de hipocresía cada vez más los clavos
los exiliados han decidido vivir lo más alejados de lo material,
en ese intento su costado derecho también queda sangrando.
Por eso llegan hasta aquí… al Bar de los Exiliados
buscando desinfectar sus almas con alcohol.
Por eso han anidado aquí… en el Bar de los Exiliados
para dar cobijo a su última esperanza de amor.
Una vez abrieron éstas puertas buscando descansar
del hedor a carroña que despiden las podridas vidas.
Aullando de hambre como un lobo en la cima de los montes,
en la neurótica estepa de asfalto viven olfateando soledades.
Cegados por el daltonismo maldito de su ser anormal ¡sufren!
¡El amor, para los demás, es rojo y verde la sinceridad!
En el Bar de los Exiliados hay espejismos marchitados,
seres desdichados de pie, sentados o tirados aguardando ser palpados.
Los pasos de sus mentes saben de rutas diferentes,
en el Bar de los Exiliados al fin hallaron un lugar…
Poseen plena conciencia de que si abandonan musas
aún pueden llegar a ser seres rescatables, dejando de ser…
volviendo a ser sólo mitades, seres “felizmente” incompletos,
eso ni en sus más angustiantes sueños quisieran intentarlo.
En el Bar de los Exiliados, en un rincón a ras de suelo
hay una puerta cuyas rendijas exhalan diminutos soles transparentes
que susurran a nuestros ojos: desciende, desciende, desciende…
Su irremediable esencia es la única presencia que deambula
dando tumbos por este mundo perdido, donde las alas estorban.
En los escondrijos de éste bar florecen los besos…
besos que van enredándose en los cuerpos,
poblando de un enrarecido aire sus pulmones colapsados.
Ajados, ya sin agua, en la barra se engendran rezos…
en éste bar como en el cielo no hay cantinero,
sólo brazos que también se extienden,
implorando un algo que de alivio…
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Este Bar abre sus secretos a los que ya no pueden más…
Apurando nuestras copas lograremos un consuelo sin par,
nos otorgaremos la esperanza de estar cerca del final.
Al entrar el fuego ya no arderá, muy pronto tendrá que ceder,
la tensión de los días huirá sin hablar
entonces las sombras volveremos a tener voz.
Algo tiene un brillo sin igual por este lugar,
es la muerte en vida que por el sol ha de cruzar.
Cantaremos y crearemos… hasta llegar a la intimidad,
el arte nos librará de ser tan sólo troncos que trabajan.
Por nuestra piel lo sublime como una rara herida crecerá,
despreciando el tedio que circula entre la ciudad.
Si estando lejos del mar logramos respirar la sal
encendamos los sentimientos, dejándolos brillar,
saquemos nuestros adentros para formar un altar,
que en éste bar nadie nos juzgará nadie se ha de cegar.
Exiliados por su embriagues, antes lo dijo Baudelaire:
“Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, embriagaos,
¡embriagaos sin cesar! Con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.”
nuestros parroquianos viven bebiendo las barricas de los cielos.
Ellos buscan el esplendor de la melancolía, ya sea
en el ocaso del cielo o en el de sus propias vidas;
llenan sus vasos y los vacían imaginando que saborean
las cascadas de su sangre fundiéndose con la sombras de su noche
forjando las estrellas que palpitaran la tristeza
desde un callado universo para colmar las magias del ensueño.
Se presiente en el acarreo y en las bocanadas de su suspirar
una alma cargada de vida que ya no puede más…;
sus desesperados pasos se dilatan y en un oscuro poema
piden ayuda a la muerte, que como las nubes,
la noche y el mar es su única esperanza
de encontrar una barca para poder escapar.
Sus ojos como el cielo y el mar son inmutables
ante los cuerpos que entre sombras y olas se arrastran
sin poder amar a nadie más que así mismos;
para librarse de ese ciego amor los exiliados
han comenzado por ser amantes de la Nada,
han comenzado por odiarse antes que a nada.
Con la esperanza de curarse de todo, de la miseria,
de la enfermedad y de los días que pesan
como un invisible mármol adornado de cardos
es que han dado con en este Bar de fantasmas.
Por separar de sus urnas de carne las almas
sus pechos andan descorazonados
como un horizonte que llorando fuego
se ha quedado sin Sol.
Ángeles caídos con nostalgia de cielo,
contrariados por dos fuerzas supuestamente opuestas,
la que les impulsa a buscar un Dios y la más fuerte y seductora
que les arrastra al Diablo, al primero de los caídos,
al primer maltratado, al monarca de los exiliados.
Si en la existencia todo es dualidad, todo es complemento
destinos copulando en un espacio circular,
con el Caído también Dios se ha caído:
¿No será la creación el derrumbe de Dios?
Entregados a semejantes soliloquios
los feligreses hablan con sus vasos
mientras en las servilletas trazan laberintos,
lunas, soles, mañanas, corcovadas almas,
sirenas varadas, poetas tiernos e hirientes,
bailarinas sin piernas, indigentes, pintores…
todos aquellos seres que aún sin moverse
no dejan de ser peregrinos en la vida…
aquellos que no dejan de ser peregrinos por sus mentes,
ellos, los que van inventando la verdad.
¿Acaso cometieron alguna falta con nacer?
¿Quién podría explicar ese temblor amargo
sacudiendo los duros lagos de sus ojos?
¿Quién podría explicar el frío sudor
de sus manos sin más líneas de amor?
¡Dímelo tú! vida mía, trampa tendida
en la vera del tiempo, mi bella libertina;
¡dímelo tú! si es que escuchas a alguien,
¡dímelo tú! si es que algo de humildad
por tu tan acariciado cuerpo aún corre.
Ya no hace falta mi dulce amor
mejor amarra y flagela mi brazo,
mientras a tus senos pido perdón,
e inyéctame las aguas del Leteo
después tráeme otro caballito de nepentes
y en las rocas unas lunas menguantes
pero primero vierte en ésta boca
que un día devoraran los gusanos sabios
la divina cicuta que derraman tus labios.
No hay un punto ni un lugar exacto del cual poderte hablar.
La salvación está cerca pero los caminos se encuentran congelados,
la perdición se halla lejos pero caminaremos con sumo cuidado.
A un lugar sin tiempo nunca es tarde para poder entrar
¡En el Bar de los Exiliados todos tus temores serán golpeados!
¡Ten fe! en la perdición, en la luna o en éste bar, nos hemos de encontrar…
Ivan Ortega
de lo que alguna vez vivieron y no pudo ser…
Podrían morir en sus inexorables buhardillas
sin que nadie –ni siquiera Dios- jamás se entere.
Y son los desorientados porque navegan siempre,
por encrespados mares, de espaldas a ese faro
que alumbra los oleajes amansados vueltos pantano.
Se estrellan ahogándose al ritmo de sus corazones,
de los cuales, los “secos”, tan sólo los ecos conservan
escuchándolos, imaginándolos como una preciada tarde,
recuerdo de un rubí que una vez se creyó de carne.
Ellos han encontrado el gran concierto
en el caos que les otorgan las imágenes
esparciéndose por sus noches casi interminables.
Se dejan atrapar por las luces artificiales
concientes de los daños que regalan las bellas quimeras.
La luna es el reflejo de su mortecino rostro,
leucocito en las venas de la inmensidad,
una lágrima de plata iluminando
un olvidado y oscuro mar;
anegados de sombras los renegados
ya no esperan ningún milagro
pues no saben de otro destino que no sea el fin.
Sueñan entre los despojos de sus vidas,
almas en ruinas que pretenden con ideas
forjar ciudades invencibles, incorruptibles,
ciudades que al menos sean de otra inmundicia.
Y miran absortos los negros infinitos
sin siquiera voltear sus ojos al cielo;
se saben abortos de estrellas
arrojados a este muladar del universo.
Unas quirúrgicas manos les arrancaron la paz
un aliento les regresará a la total tranquilidad.
Sus labios son heridas que se abren y cierran,
llagas de recuerdos doliendo cada vez más.
Son los que nunca veras en ritos mundanos
aborrecen las carnicerías, las bestialidades,
y son los otros quienes se atreven a llamarlos Malditos.
Maldecidos por tener oídos para lo que es mudo
y ojos para hundirlos en lo invisible del mundo.
Exiliados por encontrar belleza donde nadie busca,
por saborear lo que no se atreven ni a pensar
aquellos engendros de la “santa” burguesía.
Se declaran perversos aceptándolo con humildad,
siempre presente el mal, lo reconocen para nunca fiarse de él.
Les llaman herejes, porque descreen del antiguo testamento,
y así cumplen con su parte para salvar al Cristo,
a Jesús que vino a santificar el nombre de Dios:
¡el Señor ya no es venganza ahora es tan sólo amor!
Sin hundirle con martillos de hipocresía cada vez más los clavos
los exiliados han decidido vivir lo más alejados de lo material,
en ese intento su costado derecho también queda sangrando.
Por eso llegan hasta aquí… al Bar de los Exiliados
buscando desinfectar sus almas con alcohol.
Por eso han anidado aquí… en el Bar de los Exiliados
para dar cobijo a su última esperanza de amor.
Una vez abrieron éstas puertas buscando descansar
del hedor a carroña que despiden las podridas vidas.
Aullando de hambre como un lobo en la cima de los montes,
en la neurótica estepa de asfalto viven olfateando soledades.
Cegados por el daltonismo maldito de su ser anormal ¡sufren!
¡El amor, para los demás, es rojo y verde la sinceridad!
En el Bar de los Exiliados hay espejismos marchitados,
seres desdichados de pie, sentados o tirados aguardando ser palpados.
Los pasos de sus mentes saben de rutas diferentes,
en el Bar de los Exiliados al fin hallaron un lugar…
Poseen plena conciencia de que si abandonan musas
aún pueden llegar a ser seres rescatables, dejando de ser…
volviendo a ser sólo mitades, seres “felizmente” incompletos,
eso ni en sus más angustiantes sueños quisieran intentarlo.
En el Bar de los Exiliados, en un rincón a ras de suelo
hay una puerta cuyas rendijas exhalan diminutos soles transparentes
que susurran a nuestros ojos: desciende, desciende, desciende…
Su irremediable esencia es la única presencia que deambula
dando tumbos por este mundo perdido, donde las alas estorban.
En los escondrijos de éste bar florecen los besos…
besos que van enredándose en los cuerpos,
poblando de un enrarecido aire sus pulmones colapsados.
Ajados, ya sin agua, en la barra se engendran rezos…
en éste bar como en el cielo no hay cantinero,
sólo brazos que también se extienden,
implorando un algo que de alivio…
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Este Bar abre sus secretos a los que ya no pueden más…
Apurando nuestras copas lograremos un consuelo sin par,
nos otorgaremos la esperanza de estar cerca del final.
Al entrar el fuego ya no arderá, muy pronto tendrá que ceder,
la tensión de los días huirá sin hablar
entonces las sombras volveremos a tener voz.
Algo tiene un brillo sin igual por este lugar,
es la muerte en vida que por el sol ha de cruzar.
Cantaremos y crearemos… hasta llegar a la intimidad,
el arte nos librará de ser tan sólo troncos que trabajan.
Por nuestra piel lo sublime como una rara herida crecerá,
despreciando el tedio que circula entre la ciudad.
Si estando lejos del mar logramos respirar la sal
encendamos los sentimientos, dejándolos brillar,
saquemos nuestros adentros para formar un altar,
que en éste bar nadie nos juzgará nadie se ha de cegar.
Exiliados por su embriagues, antes lo dijo Baudelaire:
“Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, embriagaos,
¡embriagaos sin cesar! Con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.”
nuestros parroquianos viven bebiendo las barricas de los cielos.
Ellos buscan el esplendor de la melancolía, ya sea
en el ocaso del cielo o en el de sus propias vidas;
llenan sus vasos y los vacían imaginando que saborean
las cascadas de su sangre fundiéndose con la sombras de su noche
forjando las estrellas que palpitaran la tristeza
desde un callado universo para colmar las magias del ensueño.
Se presiente en el acarreo y en las bocanadas de su suspirar
una alma cargada de vida que ya no puede más…;
sus desesperados pasos se dilatan y en un oscuro poema
piden ayuda a la muerte, que como las nubes,
la noche y el mar es su única esperanza
de encontrar una barca para poder escapar.
Sus ojos como el cielo y el mar son inmutables
ante los cuerpos que entre sombras y olas se arrastran
sin poder amar a nadie más que así mismos;
para librarse de ese ciego amor los exiliados
han comenzado por ser amantes de la Nada,
han comenzado por odiarse antes que a nada.
Con la esperanza de curarse de todo, de la miseria,
de la enfermedad y de los días que pesan
como un invisible mármol adornado de cardos
es que han dado con en este Bar de fantasmas.
Por separar de sus urnas de carne las almas
sus pechos andan descorazonados
como un horizonte que llorando fuego
se ha quedado sin Sol.
Ángeles caídos con nostalgia de cielo,
contrariados por dos fuerzas supuestamente opuestas,
la que les impulsa a buscar un Dios y la más fuerte y seductora
que les arrastra al Diablo, al primero de los caídos,
al primer maltratado, al monarca de los exiliados.
Si en la existencia todo es dualidad, todo es complemento
destinos copulando en un espacio circular,
con el Caído también Dios se ha caído:
¿No será la creación el derrumbe de Dios?
Entregados a semejantes soliloquios
los feligreses hablan con sus vasos
mientras en las servilletas trazan laberintos,
lunas, soles, mañanas, corcovadas almas,
sirenas varadas, poetas tiernos e hirientes,
bailarinas sin piernas, indigentes, pintores…
todos aquellos seres que aún sin moverse
no dejan de ser peregrinos en la vida…
aquellos que no dejan de ser peregrinos por sus mentes,
ellos, los que van inventando la verdad.
¿Acaso cometieron alguna falta con nacer?
¿Quién podría explicar ese temblor amargo
sacudiendo los duros lagos de sus ojos?
¿Quién podría explicar el frío sudor
de sus manos sin más líneas de amor?
¡Dímelo tú! vida mía, trampa tendida
en la vera del tiempo, mi bella libertina;
¡dímelo tú! si es que escuchas a alguien,
¡dímelo tú! si es que algo de humildad
por tu tan acariciado cuerpo aún corre.
Ya no hace falta mi dulce amor
mejor amarra y flagela mi brazo,
mientras a tus senos pido perdón,
e inyéctame las aguas del Leteo
después tráeme otro caballito de nepentes
y en las rocas unas lunas menguantes
pero primero vierte en ésta boca
que un día devoraran los gusanos sabios
la divina cicuta que derraman tus labios.
No hay un punto ni un lugar exacto del cual poderte hablar.
La salvación está cerca pero los caminos se encuentran congelados,
la perdición se halla lejos pero caminaremos con sumo cuidado.
A un lugar sin tiempo nunca es tarde para poder entrar
¡En el Bar de los Exiliados todos tus temores serán golpeados!
¡Ten fe! en la perdición, en la luna o en éste bar, nos hemos de encontrar…
Ivan Ortega
- Mujer de Espuma
- Poetisa Distinguida
- Mensajes: 26936
- Registrado: Mar Dic 04, 2007 15:44
Re: El Bar de los Exiliados
No hay un punto ni un lugar exacto del cual poderte hablar.
La salvación está cerca pero los caminos se encuentran congelados,
la perdición se halla lejos pero caminaremos con sumo cuidado.
A un lugar sin tiempo nunca es tarde para poder entrar
¡En el Bar de los Exiliados todos tus temores serán golpeados!
¡Ten fe! en la perdición, en la luna o en éste bar, nos hemos de encontrar…
Embriagada entre vino, poesía o virtud, me siento en la barra del Bar de los Exiliados, para saborear a mi antojo, este manjar poético, OYENDO al Bardo, en este hermoso "encuentro de almas", tratando de encontrar en sus letras, como llegar a vivir el esplendor de la melancolía.
Apartados del mundanal ruido, seres que salen en busca de su sombra, para hallar sus pies, los que los llevarán a ese sub mundo “real”, a ahogar sus penas entre copas y servilletas mal dibujadas.
Ángeles caídos, topándose con los enemigos del alma, mundo, demonio y carne, tratando de cargar sus días, con la esperanza de curarse de todo.
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Y yo creo mi querido Poeta, que este Poema fue escrito con esa tinta del alma, que ya conozco y que se impregnó en la mía, aquí sentada junto a ti, en el Bar de los exiliados,
con unos “caballitos” un tequilita mejor, pues el vodka no me gusta, en este “humor humano que despide el lugar” de todos los peregrinos que más de una vez, hemos buscando donde encontrar posada, para encontrar nuestra sombra.
Iván, amigo lindo después de esta impresionante inspiración, sólo me queda traer a los mariachis, para ofrecerte una serenata, felicitando este poema excepcional.
Mil abrazos mi manito querido, por esta gratificante entrega, que sólo podría haberla escrito un alma como la tuya.
Te quiere, admira y se siente feliz con tu preciosa amistad, tu siempre amiga, aquí, allá y hasta el Parnaso…
Queta
La salvación está cerca pero los caminos se encuentran congelados,
la perdición se halla lejos pero caminaremos con sumo cuidado.
A un lugar sin tiempo nunca es tarde para poder entrar
¡En el Bar de los Exiliados todos tus temores serán golpeados!
¡Ten fe! en la perdición, en la luna o en éste bar, nos hemos de encontrar…
Embriagada entre vino, poesía o virtud, me siento en la barra del Bar de los Exiliados, para saborear a mi antojo, este manjar poético, OYENDO al Bardo, en este hermoso "encuentro de almas", tratando de encontrar en sus letras, como llegar a vivir el esplendor de la melancolía.
Apartados del mundanal ruido, seres que salen en busca de su sombra, para hallar sus pies, los que los llevarán a ese sub mundo “real”, a ahogar sus penas entre copas y servilletas mal dibujadas.
Ángeles caídos, topándose con los enemigos del alma, mundo, demonio y carne, tratando de cargar sus días, con la esperanza de curarse de todo.
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Y yo creo mi querido Poeta, que este Poema fue escrito con esa tinta del alma, que ya conozco y que se impregnó en la mía, aquí sentada junto a ti, en el Bar de los exiliados,
con unos “caballitos” un tequilita mejor, pues el vodka no me gusta, en este “humor humano que despide el lugar” de todos los peregrinos que más de una vez, hemos buscando donde encontrar posada, para encontrar nuestra sombra.
Iván, amigo lindo después de esta impresionante inspiración, sólo me queda traer a los mariachis, para ofrecerte una serenata, felicitando este poema excepcional.
Mil abrazos mi manito querido, por esta gratificante entrega, que sólo podría haberla escrito un alma como la tuya.
Te quiere, admira y se siente feliz con tu preciosa amistad, tu siempre amiga, aquí, allá y hasta el Parnaso…
Queta
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![Imagen](http://img11.hostingpics.net/pics/306454MUJERDEESPUMA.jpg)
- Filiberto Miño
- - - - - -
- Mensajes: 582
- Registrado: Mar Oct 21, 2008 15:53
- Ubicación: New York
Re: El Bar de los Exiliados
Mi estimado Ivan no quiero que le des demasiado crédito a este comentario.IvanOrtega escribió:A veces son acariciados por las sombras
de lo que alguna vez vivieron y no pudo ser…
Podrían morir en sus inexorables buhardillas
sin que nadie –ni siquiera Dios- jamás se entere.
Y son los desorientados porque navegan siempre,
por encrespados mares, de espaldas a ese faro
que alumbra los oleajes amansados vueltos pantano.
Se estrellan ahogándose al ritmo de sus corazones,
de los cuales, los “secos”, tan sólo los ecos conservan
escuchándolos, imaginándolos como una preciada tarde,
recuerdo de un rubí que una vez se creyó de carne.
Ellos han encontrado el gran concierto
en el caos que les otorgan las imágenes
esparciéndose por sus noches casi interminables.
Se dejan atrapar por las luces artificiales
concientes de los daños que regalan las bellas quimeras.
La luna es el reflejo de su mortecino rostro,
leucocito en las venas de la inmensidad,
una lágrima de plata iluminando
un olvidado y oscuro mar;
anegados de sombras los renegados
ya no esperan ningún milagro
pues no saben de otro destino que no sea el fin.
Sueñan entre los despojos de sus vidas,
almas en ruinas que pretenden con ideas
forjar ciudades invencibles, incorruptibles,
ciudades que al menos sean de otra inmundicia.
Y miran absortos los negros infinitos
sin siquiera voltear sus ojos al cielo;
se saben abortos de estrellas
arrojados a este muladar del universo.
Unas quirúrgicas manos les arrancaron la paz
un aliento les regresará a la total tranquilidad.
Sus labios son heridas que se abren y cierran,
llagas de recuerdos doliendo cada vez más.
Son los que nunca veras en ritos mundanos
aborrecen las carnicerías, las bestialidades,
y son los otros quienes se atreven a llamarlos Malditos.
Maldecidos por tener oídos para lo que es mudo
y ojos para hundirlos en lo invisible del mundo.
Exiliados por encontrar belleza donde nadie busca,
por saborear lo que no se atreven ni a pensar
aquellos engendros de la “santa” burguesía.
Se declaran perversos aceptándolo con humildad,
siempre presente el mal, lo reconocen para nunca fiarse de él.
Les llaman herejes, porque descreen del antiguo testamento,
y así cumplen con su parte para salvar al Cristo,
a Jesús que vino a santificar el nombre de Dios:
¡el Señor ya no es venganza ahora es tan sólo amor!
Sin hundirle con martillos de hipocresía cada vez más los clavos
los exiliados han decidido vivir lo más alejados de lo material,
en ese intento su costado derecho también queda sangrando.
Por eso llegan hasta aquí… al Bar de los Exiliados
buscando desinfectar sus almas con alcohol.
Por eso han anidado aquí… en el Bar de los Exiliados
para dar cobijo a su última esperanza de amor.
Una vez abrieron éstas puertas buscando descansar
del hedor a carroña que despiden las podridas vidas.
Aullando de hambre como un lobo en la cima de los montes,
en la neurótica estepa de asfalto viven olfateando soledades.
Cegados por el daltonismo maldito de su ser anormal ¡sufren!
¡El amor, para los demás, es rojo y verde la sinceridad!
En el Bar de los Exiliados hay espejismos marchitados,
seres desdichados de pie, sentados o tirados aguardando ser palpados.
Los pasos de sus mentes saben de rutas diferentes,
en el Bar de los Exiliados al fin hallaron un lugar…
Poseen plena conciencia de que si abandonan musas
aún pueden llegar a ser seres rescatables, dejando de ser…
volviendo a ser sólo mitades, seres “felizmente” incompletos,
eso ni en sus más angustiantes sueños quisieran intentarlo.
En el Bar de los Exiliados, en un rincón a ras de suelo
hay una puerta cuyas rendijas exhalan diminutos soles transparentes
que susurran a nuestros ojos: desciende, desciende, desciende…
Su irremediable esencia es la única presencia que deambula
dando tumbos por este mundo perdido, donde las alas estorban.
En los escondrijos de éste bar florecen los besos…
besos que van enredándose en los cuerpos,
poblando de un enrarecido aire sus pulmones colapsados.
Ajados, ya sin agua, en la barra se engendran rezos…
en éste bar como en el cielo no hay cantinero,
sólo brazos que también se extienden,
implorando un algo que de alivio…
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Este Bar abre sus secretos a los que ya no pueden más…
Apurando nuestras copas lograremos un consuelo sin par,
nos otorgaremos la esperanza de estar cerca del final.
Al entrar el fuego ya no arderá, muy pronto tendrá que ceder,
la tensión de los días huirá sin hablar
entonces las sombras volveremos a tener voz.
Algo tiene un brillo sin igual por este lugar,
es la muerte en vida que por el sol ha de cruzar.
Cantaremos y crearemos… hasta llegar a la intimidad,
el arte nos librará de ser tan sólo troncos que trabajan.
Por nuestra piel lo sublime como una rara herida crecerá,
despreciando el tedio que circula entre la ciudad.
Si estando lejos del mar logramos respirar la sal
encendamos los sentimientos, dejándolos brillar,
saquemos nuestros adentros para formar un altar,
que en éste bar nadie nos juzgará nadie se ha de cegar.
Exiliados por su embriagues, antes lo dijo Baudelaire:
“Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, embriagaos,
¡embriagaos sin cesar! Con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.”
nuestros parroquianos viven bebiendo las barricas de los cielos.
Ellos buscan el esplendor de la melancolía, ya sea
en el ocaso del cielo o en el de sus propias vidas;
llenan sus vasos y los vacían imaginando que saborean
las cascadas de su sangre fundiéndose con la sombras de su noche
forjando las estrellas que palpitaran la tristeza
desde un callado universo para colmar las magias del ensueño.
Se presiente en el acarreo y en las bocanadas de su suspirar
una alma cargada de vida que ya no puede más…;
sus desesperados pasos se dilatan y en un oscuro poema
piden ayuda a la muerte, que como las nubes,
la noche y el mar es su única esperanza
de encontrar una barca para poder escapar.
Sus ojos como el cielo y el mar son inmutables
ante los cuerpos que entre sombras y olas se arrastran
sin poder amar a nadie más que así mismos;
para librarse de ese ciego amor los exiliados
han comenzado por ser amantes de la Nada,
han comenzado por odiarse antes que a nada.
Con la esperanza de curarse de todo, de la miseria,
de la enfermedad y de los días que pesan
como un invisible mármol adornado de cardos
es que han dado con en este Bar de fantasmas.
Por separar de sus urnas de carne las almas
sus pechos andan descorazonados
como un horizonte que llorando fuego
se ha quedado sin Sol.
Ángeles caídos con nostalgia de cielo,
contrariados por dos fuerzas supuestamente opuestas,
la que les impulsa a buscar un Dios y la más fuerte y seductora
que les arrastra al Diablo, al primero de los caídos,
al primer maltratado, al monarca de los exiliados.
Si en la existencia todo es dualidad, todo es complemento
destinos copulando en un espacio circular,
con el Caído también Dios se ha caído:
¿No será la creación el derrumbe de Dios?
Entregados a semejantes soliloquios
los feligreses hablan con sus vasos
mientras en las servilletas trazan laberintos,
lunas, soles, mañanas, corcovadas almas,
sirenas varadas, poetas tiernos e hirientes,
bailarinas sin piernas, indigentes, pintores…
todos aquellos seres que aún sin moverse
no dejan de ser peregrinos en la vida…
aquellos que no dejan de ser peregrinos por sus mentes,
ellos, los que van inventando la verdad.
¿Acaso cometieron alguna falta con nacer?
¿Quién podría explicar ese temblor amargo
sacudiendo los duros lagos de sus ojos?
¿Quién podría explicar el frío sudor
de sus manos sin más líneas de amor?
¡Dímelo tú! vida mía, trampa tendida
en la vera del tiempo, mi bella libertina;
¡dímelo tú! si es que escuchas a alguien,
¡dímelo tú! si es que algo de humildad
por tu tan acariciado cuerpo aún corre.
Ya no hace falta mi dulce amor
mejor amarra y flagela mi brazo,
mientras a tus senos pido perdón,
e inyéctame las aguas del Leteo
después tráeme otro caballito de nepentes
y en las rocas unas lunas menguantes
pero primero vierte en ésta boca
que un día devoraran los gusanos sabios
la divina cicuta que derraman tus labios.
No hay un punto ni un lugar exacto del cual poderte hablar.
La salvación está cerca pero los caminos se encuentran congelados,
la perdición se halla lejos pero caminaremos con sumo cuidado.
A un lugar sin tiempo nunca es tarde para poder entrar
¡En el Bar de los Exiliados todos tus temores serán golpeados!
¡Ten fe! en la perdición, en la luna o en éste bar, nos hemos de encontrar…
Ivan Ortega
Puedo estar equivocado. Como casi siempre lo estoy. Pero para mi humilde
opinión este es el mejor trabajo que he leído de los tuyos y uno de los
mejores de todo del foro. Interesante, rítmico, proporcionado y sobre
todo muy bello. Imágenes simples bien colocadas que lucen majestuosas.
No tienes idea de cuánto me ha gustado. Si mi humilde reconocimiento
te sirve de algo, aquí lo tienes,con este abrazo. FM
Mi Blog = http://filibertomino.blogspot.com/
![Imagen](http://img399.imageshack.us/img399/5459/filibertominobl5.gif)
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Re: El Bar de los Exiliados
Mi querida y admirada amiga Mujer de EspumaMujer de Espuma escribió:No hay un punto ni un lugar exacto del cual poderte hablar.
La salvación está cerca pero los caminos se encuentran congelados,
la perdición se halla lejos pero caminaremos con sumo cuidado.
A un lugar sin tiempo nunca es tarde para poder entrar
¡En el Bar de los Exiliados todos tus temores serán golpeados!
¡Ten fe! en la perdición, en la luna o en éste bar, nos hemos de encontrar…
Embriagada entre vino, poesía o virtud, me siento en la barra del Bar de los Exiliados, para saborear a mi antojo, este manjar poético, OYENDO al Bardo, en este hermoso "encuentro de almas", tratando de encontrar en sus letras, como llegar a vivir el esplendor de la melancolía.
Apartados del mundanal ruido, seres que salen en busca de su sombra, para hallar sus pies, los que los llevarán a ese sub mundo “real”, a ahogar sus penas entre copas y servilletas mal dibujadas.
Ángeles caídos, topándose con los enemigos del alma, mundo, demonio y carne, tratando de cargar sus días, con la esperanza de curarse de todo.
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Y yo creo mi querido Poeta, que este Poema fue escrito con esa tinta del alma, que ya conozco y que se impregnó en la mía, aquí sentada junto a ti, en el Bar de los exiliados,
con unos “caballitos” un tequilita mejor, pues el vodka no me gusta, en este “humor humano que despide el lugar” de todos los peregrinos que más de una vez, hemos buscando donde encontrar posada, para encontrar nuestra sombra.
Iván, amigo lindo después de esta impresionante inspiración, sólo me queda traer a los mariachis, para ofrecerte una serenata, felicitando este poema excepcional.
Mil abrazos mi manito querido, por esta gratificante entrega, que sólo podría haberla escrito un alma como la tuya.
Te quiere, admira y se siente feliz con tu preciosa amistad, tu siempre amiga, aquí, allá y hasta el Parnaso…
Queta
Muchas gracias por tu bellas palabras!
"encuentro de almas", tratando de encontrar en sus letras, como llegar a vivir el esplendor de la melancolía. Apartados del mundanal ruido, seres que salen en busca de su sombra, para hallar sus pies, los que los llevarán a ese sub mundo “real”, a ahogar sus penas entre copas y servilletas mal dibujadas. Ángeles caídos, topándose con los enemigos del alma, mundo, demonio y carne, tratando de cargar sus días, con la esperanza de curarse de todo.
Has capturado perfectamente el sentido de éste Bar. Realmente agradezco la atencion que siempre pones a mis humildes letras. La botella de tequila se ha destapado y han comenzando a galopar los caballitos... Salud mi Poeta eterna! Aquí... en este Bar de exiliados te brindo un gran abrazo.
Dejemos que salga la Luna y que se meta el Sol, dejemos que caiga la noche pa que empiece nuestro amor, dejemos que las estrellitas nos llenen de inspiración para decirnos cositas muy bonitas corazón...
Recibe un gran saludo y un fuerte abrazo de éste tu mariachi, doctor, aprendiz, compañero en el Bar y en el Parnaso, y amigo que te quiere tanto...
Ivan
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Re: El Bar de los Exiliados
Amigo FilibertoFiliberto Miño escribió:Mi estimado Ivan no quiero que le des demasiado crédito a este comentario.IvanOrtega escribió:A veces son acariciados por las sombras
de lo que alguna vez vivieron y no pudo ser…
Podrían morir en sus inexorables buhardillas
sin que nadie –ni siquiera Dios- jamás se entere.
Y son los desorientados porque navegan siempre,
por encrespados mares, de espaldas a ese faro
que alumbra los oleajes amansados vueltos pantano.
Se estrellan ahogándose al ritmo de sus corazones,
de los cuales, los “secos”, tan sólo los ecos conservan
escuchándolos, imaginándolos como una preciada tarde,
recuerdo de un rubí que una vez se creyó de carne.
Ellos han encontrado el gran concierto
en el caos que les otorgan las imágenes
esparciéndose por sus noches casi interminables.
Se dejan atrapar por las luces artificiales
concientes de los daños que regalan las bellas quimeras.
La luna es el reflejo de su mortecino rostro,
leucocito en las venas de la inmensidad,
una lágrima de plata iluminando
un olvidado y oscuro mar;
anegados de sombras los renegados
ya no esperan ningún milagro
pues no saben de otro destino que no sea el fin.
Sueñan entre los despojos de sus vidas,
almas en ruinas que pretenden con ideas
forjar ciudades invencibles, incorruptibles,
ciudades que al menos sean de otra inmundicia.
Y miran absortos los negros infinitos
sin siquiera voltear sus ojos al cielo;
se saben abortos de estrellas
arrojados a este muladar del universo.
Unas quirúrgicas manos les arrancaron la paz
un aliento les regresará a la total tranquilidad.
Sus labios son heridas que se abren y cierran,
llagas de recuerdos doliendo cada vez más.
Son los que nunca veras en ritos mundanos
aborrecen las carnicerías, las bestialidades,
y son los otros quienes se atreven a llamarlos Malditos.
Maldecidos por tener oídos para lo que es mudo
y ojos para hundirlos en lo invisible del mundo.
Exiliados por encontrar belleza donde nadie busca,
por saborear lo que no se atreven ni a pensar
aquellos engendros de la “santa” burguesía.
Se declaran perversos aceptándolo con humildad,
siempre presente el mal, lo reconocen para nunca fiarse de él.
Les llaman herejes, porque descreen del antiguo testamento,
y así cumplen con su parte para salvar al Cristo,
a Jesús que vino a santificar el nombre de Dios:
¡el Señor ya no es venganza ahora es tan sólo amor!
Sin hundirle con martillos de hipocresía cada vez más los clavos
los exiliados han decidido vivir lo más alejados de lo material,
en ese intento su costado derecho también queda sangrando.
Por eso llegan hasta aquí… al Bar de los Exiliados
buscando desinfectar sus almas con alcohol.
Por eso han anidado aquí… en el Bar de los Exiliados
para dar cobijo a su última esperanza de amor.
Una vez abrieron éstas puertas buscando descansar
del hedor a carroña que despiden las podridas vidas.
Aullando de hambre como un lobo en la cima de los montes,
en la neurótica estepa de asfalto viven olfateando soledades.
Cegados por el daltonismo maldito de su ser anormal ¡sufren!
¡El amor, para los demás, es rojo y verde la sinceridad!
En el Bar de los Exiliados hay espejismos marchitados,
seres desdichados de pie, sentados o tirados aguardando ser palpados.
Los pasos de sus mentes saben de rutas diferentes,
en el Bar de los Exiliados al fin hallaron un lugar…
Poseen plena conciencia de que si abandonan musas
aún pueden llegar a ser seres rescatables, dejando de ser…
volviendo a ser sólo mitades, seres “felizmente” incompletos,
eso ni en sus más angustiantes sueños quisieran intentarlo.
En el Bar de los Exiliados, en un rincón a ras de suelo
hay una puerta cuyas rendijas exhalan diminutos soles transparentes
que susurran a nuestros ojos: desciende, desciende, desciende…
Su irremediable esencia es la única presencia que deambula
dando tumbos por este mundo perdido, donde las alas estorban.
En los escondrijos de éste bar florecen los besos…
besos que van enredándose en los cuerpos,
poblando de un enrarecido aire sus pulmones colapsados.
Ajados, ya sin agua, en la barra se engendran rezos…
en éste bar como en el cielo no hay cantinero,
sólo brazos que también se extienden,
implorando un algo que de alivio…
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Este Bar abre sus secretos a los que ya no pueden más…
Apurando nuestras copas lograremos un consuelo sin par,
nos otorgaremos la esperanza de estar cerca del final.
Al entrar el fuego ya no arderá, muy pronto tendrá que ceder,
la tensión de los días huirá sin hablar
entonces las sombras volveremos a tener voz.
Algo tiene un brillo sin igual por este lugar,
es la muerte en vida que por el sol ha de cruzar.
Cantaremos y crearemos… hasta llegar a la intimidad,
el arte nos librará de ser tan sólo troncos que trabajan.
Por nuestra piel lo sublime como una rara herida crecerá,
despreciando el tedio que circula entre la ciudad.
Si estando lejos del mar logramos respirar la sal
encendamos los sentimientos, dejándolos brillar,
saquemos nuestros adentros para formar un altar,
que en éste bar nadie nos juzgará nadie se ha de cegar.
Exiliados por su embriagues, antes lo dijo Baudelaire:
“Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, embriagaos,
¡embriagaos sin cesar! Con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.”
nuestros parroquianos viven bebiendo las barricas de los cielos.
Ellos buscan el esplendor de la melancolía, ya sea
en el ocaso del cielo o en el de sus propias vidas;
llenan sus vasos y los vacían imaginando que saborean
las cascadas de su sangre fundiéndose con la sombras de su noche
forjando las estrellas que palpitaran la tristeza
desde un callado universo para colmar las magias del ensueño.
Se presiente en el acarreo y en las bocanadas de su suspirar
una alma cargada de vida que ya no puede más…;
sus desesperados pasos se dilatan y en un oscuro poema
piden ayuda a la muerte, que como las nubes,
la noche y el mar es su única esperanza
de encontrar una barca para poder escapar.
Sus ojos como el cielo y el mar son inmutables
ante los cuerpos que entre sombras y olas se arrastran
sin poder amar a nadie más que así mismos;
para librarse de ese ciego amor los exiliados
han comenzado por ser amantes de la Nada,
han comenzado por odiarse antes que a nada.
Con la esperanza de curarse de todo, de la miseria,
de la enfermedad y de los días que pesan
como un invisible mármol adornado de cardos
es que han dado con en este Bar de fantasmas.
Por separar de sus urnas de carne las almas
sus pechos andan descorazonados
como un horizonte que llorando fuego
se ha quedado sin Sol.
Ángeles caídos con nostalgia de cielo,
contrariados por dos fuerzas supuestamente opuestas,
la que les impulsa a buscar un Dios y la más fuerte y seductora
que les arrastra al Diablo, al primero de los caídos,
al primer maltratado, al monarca de los exiliados.
Si en la existencia todo es dualidad, todo es complemento
destinos copulando en un espacio circular,
con el Caído también Dios se ha caído:
¿No será la creación el derrumbe de Dios?
Entregados a semejantes soliloquios
los feligreses hablan con sus vasos
mientras en las servilletas trazan laberintos,
lunas, soles, mañanas, corcovadas almas,
sirenas varadas, poetas tiernos e hirientes,
bailarinas sin piernas, indigentes, pintores…
todos aquellos seres que aún sin moverse
no dejan de ser peregrinos en la vida…
aquellos que no dejan de ser peregrinos por sus mentes,
ellos, los que van inventando la verdad.
¿Acaso cometieron alguna falta con nacer?
¿Quién podría explicar ese temblor amargo
sacudiendo los duros lagos de sus ojos?
¿Quién podría explicar el frío sudor
de sus manos sin más líneas de amor?
¡Dímelo tú! vida mía, trampa tendida
en la vera del tiempo, mi bella libertina;
¡dímelo tú! si es que escuchas a alguien,
¡dímelo tú! si es que algo de humildad
por tu tan acariciado cuerpo aún corre.
Ya no hace falta mi dulce amor
mejor amarra y flagela mi brazo,
mientras a tus senos pido perdón,
e inyéctame las aguas del Leteo
después tráeme otro caballito de nepentes
y en las rocas unas lunas menguantes
pero primero vierte en ésta boca
que un día devoraran los gusanos sabios
la divina cicuta que derraman tus labios.
No hay un punto ni un lugar exacto del cual poderte hablar.
La salvación está cerca pero los caminos se encuentran congelados,
la perdición se halla lejos pero caminaremos con sumo cuidado.
A un lugar sin tiempo nunca es tarde para poder entrar
¡En el Bar de los Exiliados todos tus temores serán golpeados!
¡Ten fe! en la perdición, en la luna o en éste bar, nos hemos de encontrar…
Ivan Ortega
Puedo estar equivocado. Como casi siempre lo estoy. Pero para mi humilde
opinión este es el mejor trabajo que he leído de los tuyos y uno de los
mejores de todo del foro. Interesante, rítmico, proporcionado y sobre
todo muy bello. Imágenes simples bien colocadas que lucen majestuosas.
No tienes idea de cuánto me ha gustado. Si mi humilde reconocimiento
te sirve de algo, aquí lo tienes,con este abrazo. FM
Muchas gracias por lo que me has escrito.
No sabes el gran honor que son para mí tus palabras
ya que provienen de un poeta al que realmente admiro
por ello tu reconocimiento a mis pobres letras
es un gran logro que tendré simpre presente.
No creo merecer tan gran reconocimiento pero lo acepto con gran alegría y humildad.
Recibe un gran abrazo de este muy agradecido aprendiz.
Ivan
Re: El Bar de los Exiliados
Verdad y solo verdad...encontré en tu escrito amigo Poeta
ellos viven en un mundo donde el pasto es azul y el cielo es verde,
por culpa de la misma vida que los llevó a elejir su espacio en esta
sociedad corrompida por el poder,la burocracia,el dinero y mucho
mucho mas...me encantó leerte y aqui dejo mis felicitaciones para
tu pluma que supo derrochar sentimientos crudos y reales.
Te dejo un abrazo y una ramito de mundos mejores.
ellos viven en un mundo donde el pasto es azul y el cielo es verde,
por culpa de la misma vida que los llevó a elejir su espacio en esta
sociedad corrompida por el poder,la burocracia,el dinero y mucho
mucho mas...me encantó leerte y aqui dejo mis felicitaciones para
tu pluma que supo derrochar sentimientos crudos y reales.
Te dejo un abrazo y una ramito de mundos mejores.
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Re: El Bar de los Exiliados
Mi ya muy admirado poeta, es lo primero que leo de tu pluma, y no solo me dejas sin palabras, sino que una rebelde lagrima da su pleitesia a tus letras, aunque en propia carne no senti ese cruel aguijon, si acompañe a alguien en su visita a ese bar, y compartimos copa y sentimientos. Un cordial saludo.
Tintero mi corazón, pluma mi dolor y tinta mis lagrimas lo son. Mas sin ellas ¿Que poema escribiria yo?
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Re: El Bar de los Exiliados
IvanOrtega
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Ha sido un placer recorrer su espacio
encontrando mucha verdad en su letras.. de esta falsa sociedad.
Gracias por este explendido aporte..
Que Dios lo ilumine.
![Imagen](http://i111.photobucket.com/albums/n133/cynthiabcn/Talleres%20Shoshan/romantyka1.gif)
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Ha sido un placer recorrer su espacio
encontrando mucha verdad en su letras.. de esta falsa sociedad.
Gracias por este explendido aporte..
Que Dios lo ilumine.
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- MARIA ELENA ALDANA
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Re: El Bar de los Exiliados
UG.BRE OFFFF,BUENO QUE DECIR QUEDÉ EMBRIAGADA,CARÑOS SIEMPRE DE TU AMIGUITA,mARIE ![Tranqui 8-)](./images/smilies/icon_cool.gif)
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- IvanOrtega
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Re: El Bar de los Exiliados
Amiga SolinaSolina escribió:Verdad y solo verdad...encontré en tu escrito amigo Poeta
ellos viven en un mundo donde el pasto es azul y el cielo es verde,
por culpa de la misma vida que los llevó a elejir su espacio en esta
sociedad corrompida por el poder,la burocracia,el dinero y mucho
mucho mas...me encantó leerte y aqui dejo mis felicitaciones para
tu pluma que supo derrochar sentimientos crudos y reales.
Te dejo un abrazo y una ramito de mundos mejores.
No sé si se nace exiliado o la misma sociedad se encarga de hacerlo, para el caso resulta lo mismo, lo que sí es que levanto mi copa desde éste bar de exiliados para decirte con mucho cariño salud!
Muchas gracias por leer mis humildes letras!
Saludos y un fuerte abrazo
Ivan
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Re: El Bar de los Exiliados
Amiga AntoniaAntonia escribió:Mi ya muy admirado poeta, es lo primero que leo de tu pluma, y no solo me dejas sin palabras, sino que una rebelde lagrima da su pleitesia a tus letras, aunque en propia carne no senti ese cruel aguijon, si acompañe a alguien en su visita a ese bar, y compartimos copa y sentimientos. Un cordial saludo.
Muchas gracias por tus palabras! Bienvenida a éste querido Bar, en él y en mí siempre hallaras puertas abiertas y al entrar un gran abrazo.
Gracias por recorrer mis humildes letras.
Recibe un gran saludo y un fuerte abrazo.
Ivan
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Re: El Bar de los Exiliados
Querida amiga RomantykaRomantyka escribió:IvanOrtega
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
Ha sido un placer recorrer su espacio
encontrando mucha verdad en su letras.. de esta falsa sociedad.
Gracias por este explendido aporte..
Que Dios lo ilumine.
Siempre es una gran dicha cada vez que me encuentro con tus apreciadas huellas, ahora dejadas en este bar de exiliados.
Muchas gracias por ser y siempre estar!
Recibe un gran abrazo, que un Dios te bendiga siempre.
Ivan
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Re: El Bar de los Exiliados
MARIA ELENA ALDANA escribió:UG.BRE OFFFF,BUENO QUE DECIR QUEDÉ EMBRIAGADA,CARÑOS SIEMPRE DE TU AMIGUITA,mARIE
Amiga María Elena
Muchas gracias por detenerte a beber conmigo en el Bar de los Exiliados!
Te envío un gran saludo y un fuerte abrazo.
Ivan
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Re: El Bar de los Exiliados
Amiga Iselai_sela escribió:Buena tu prosa, buennos minutos degustando tu buen decir.
Besos.
Muchas gracias por recorrer mis humildes letras. Un lujo el haber tenido tu presencia en éste bar.
Te envío un gran saludo y un fuerte abrazo. Besos.
Ivan
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Re: El Bar de los Exiliados
Poeta disculpa que vuelva a este poema.
Pero considero que no ha tenido todas
las lecturas que merece.Lo regreso a
la primera Página para quien no tuvo
la oportunidad de disfrutarlo, lo haga ahora.
Es un trabajo magistral. Saludos y admiración. FM
Pero considero que no ha tenido todas
las lecturas que merece.Lo regreso a
la primera Página para quien no tuvo
la oportunidad de disfrutarlo, lo haga ahora.
Es un trabajo magistral. Saludos y admiración. FM
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- ZOILA MORALES MOTIEL
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Re: El Bar de los Exiliados
¡Uff..!vaya poema amigo... palabras que calan hasta los huesos, desnudando el alma de aquellos que se atrevieron a soñar y luchar por ello... desgraciadamente es una realidad muy latente en todos los países y aunque los soñadores somos mayoría, no hemos podido prevalecer... un placer pasear por tus letras amigo... un gran abrazo.
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- IvanOrtega
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Re: El Bar de los Exiliados
Amigo FilibertoFiliberto Miño escribió:Poeta disculpa que vuelva a este poema.
Pero considero que no ha tenido todas
las lecturas que merece.Lo regreso a
la primera Página para quien no tuvo
la oportunidad de disfrutarlo, lo haga ahora.
Es un trabajo magistral. Saludos y admiración. FM
Muchas gracias por volver a colocar éste poema en la primera página, para mi es una gran alegría y un verdadero honor que a un gran Poeta como lo eres tú le haya gustado tanto un poema mío. Desde éste nuestro bar de exiliados recibe un gran abrazo y todo mi agradecimiento.
Ivan
- IvanOrtega
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Re: El Bar de los Exiliados
Amiga ZoilaZOILA MORALES MOTIEL escribió:¡Uff..!vaya poema amigo... palabras que calan hasta los huesos, desnudando el alma de aquellos que se atrevieron a soñar y luchar por ello... desgraciadamente es una realidad muy latente en todos los países y aunque los soñadores somos mayoría, no hemos podido prevalecer... un placer pasear por tus letras amigo... un gran abrazo.
En verdad te agradezco por pasear conmigo en éste bar de exiliados. Aquí encontrarás siempre un lugar para los sueños. Desde la barra del Bar de los Exiliados levanto mi caballito para brindar por ti y decirte: salud!
Recibe un gran saludo y un fuerte abrazo!
Ivan
- Filiberto Miño
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Re: El Bar de los Exiliados
La luna es el reflejo de su mortecino rostro,
leucocito en las venas de la inmensidad,
una lágrima de plata iluminando
un olvidado y oscuro mar;
anegados de sombras los renegados
ya no esperan ningún milagro
pues no saben de otro destino que no sea el fin.
Un Poema que se relee con el mismo placer inicial.
Señalo una parte SENSACIONAL
Mi abrazo de afecto Fm
leucocito en las venas de la inmensidad,
una lágrima de plata iluminando
un olvidado y oscuro mar;
anegados de sombras los renegados
ya no esperan ningún milagro
pues no saben de otro destino que no sea el fin.
Un Poema que se relee con el mismo placer inicial.
Señalo una parte SENSACIONAL
Mi abrazo de afecto Fm
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Re: El Bar de los Exiliados
Filiberto Miño escribió:La luna es el reflejo de su mortecino rostro,
leucocito en las venas de la inmensidad,
una lágrima de plata iluminando
un olvidado y oscuro mar;
anegados de sombras los renegados
ya no esperan ningún milagro
pues no saben de otro destino que no sea el fin.
Un Poema que se relee con el mismo placer inicial.
Señalo una parte SENSACIONAL
Mi abrazo de afecto Fm
Amigo Filiberto
Muchas gracias por retornar al bar de los exiliados
¿Qué te sirvo? ¿Un vodka con jugo de lunas rojas?
¿Un tequila con sangrita, limón y sol?
No sé como agradecerte tus palabras
y el apoyo que siempre das a mis humildes letras,
en verdad significan mucho para mí.
Recibe un gran saludo y un fuerte abrazo, amigo Filiberto.
- Maggie
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Re: El Bar de los Exiliados
Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
me quede sin palagras
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
me quede sin palagras
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- IvanOrtega
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Re: El Bar de los Exiliados
Amiga MaggieMaggie escribió:Ellos creen en aquellos que en la oscuridad ven iluminadas puertas,
ellos creen en la barra de los bares salvando a los náufragos de las calles,
ellos creen en el duro sabor del vodka y en su mezcla con lo suave,
ellos creen en las razones que gritan las mayorías maltratadas,
ellos creen en los mudos tormentos de los que escribiendo sangran,
ellos creen en éste Bar y en su sepulcral sombra angelical.
me quede sin palagras
Muchas gracias por tu apreciada visita y por dejar tu huella en el bar de los exiliados.
Saludos y un fuerte abrazo!
Iván
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Re: El Bar de los Exiliados
... Iván, leo tus poemas desbordantes, plenos de varias cosas, como información, ganas de decir o contar a alguien, y capacidad para entrar y salir en los diferentes temas; bueno, yo te diría, si me lo permites, que estás en el camino, en ese camino ionterno y personal que a muchas gentes toca y pocas gentes procuran abrir las puertas; no en el poético porque en éste estás sobradamente bien y por él has de andar con mucha, holgura, pienso yo; de modo que te animo aseguir ambos senderos, uno y otro; cógelos con esa decisión que demuestras en tus poemas, amigo; un saludo; Orión
... libérate, hazte autosuficiente y procura no ser una carga para nadie; es mucho lo que puedes hacer por tí mismo, mucho;
- IvanOrtega
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Re: El Bar de los Exiliados
EL BAR VUELVE A ABRIR SUS PUERTAS
Última edición por IvanOrtega el Mar Oct 13, 2009 19:54, editado 1 vez en total.