Hervidero
Publicado: Lun Feb 23, 2009 03:48
No se puede saber, no se sabe el porqué, no me puedes llevar
allá...
no me puedes decir, no me puedes negar, ni callar,
ni borrar, pintar, desflorar...
No puedo ignorar, no puedo olvidar, reir,
mirar, la puerta cerrar...
No se entiende muy bien, no se entiende muy mal,
no hay razones aquí, ni allá, hay muertes
nada más...
Pregunta o cállate, ven a mí, vuélvete,
sé presente, desaparece, humo, hielo,
cristal, neblina de ciudad...
Mil preguntas sin rey, sin ley,
sin saber, ciencia, verdad...
Muéstrate venga ya!! díme cosas que no sé,
ábrete, desnuda, sé un espejo, tal vez...
No conozco el tic, ni la clave, ni los números,
no sé que llave te va a abrir, que laberinto destrozar,
igual aún no es el tiempo en que has de salir,
no sé si puedo esperar, si aún crecerás,
si eres flor incubando una gran hermosura
y verdad...
Venga ya!! No sé si puedo esperar,
yo también tengo mi propio reloj,
marca sendas, espacios,
que no puedo delimitar, frenar,
apagar...
Ese cruce de caminos, el tuyo y el mío,
es como, en la cuerda floja, hacer equilibrios
encima de los calderos del propio infierno...
Yo no voy a seguir jugando a morir,
ni a matar... se ha acabado.
Para Andrea. En la hora del adiós.
allá...
no me puedes decir, no me puedes negar, ni callar,
ni borrar, pintar, desflorar...
No puedo ignorar, no puedo olvidar, reir,
mirar, la puerta cerrar...
No se entiende muy bien, no se entiende muy mal,
no hay razones aquí, ni allá, hay muertes
nada más...
Pregunta o cállate, ven a mí, vuélvete,
sé presente, desaparece, humo, hielo,
cristal, neblina de ciudad...
Mil preguntas sin rey, sin ley,
sin saber, ciencia, verdad...
Muéstrate venga ya!! díme cosas que no sé,
ábrete, desnuda, sé un espejo, tal vez...
No conozco el tic, ni la clave, ni los números,
no sé que llave te va a abrir, que laberinto destrozar,
igual aún no es el tiempo en que has de salir,
no sé si puedo esperar, si aún crecerás,
si eres flor incubando una gran hermosura
y verdad...
Venga ya!! No sé si puedo esperar,
yo también tengo mi propio reloj,
marca sendas, espacios,
que no puedo delimitar, frenar,
apagar...
Ese cruce de caminos, el tuyo y el mío,
es como, en la cuerda floja, hacer equilibrios
encima de los calderos del propio infierno...
Yo no voy a seguir jugando a morir,
ni a matar... se ha acabado.
Para Andrea. En la hora del adiós.